El artículo de «Science» «entra de lleno en el problema de la extinción de los neandertales», afirma Javier Fortea, cabeza visible del equipo que excava en Sidrón. Fortea se encuentra más satisfecho con la explicación a la que ahora apuntan las conclusiones de la nueva investigación que con otras hipótesis, como la que atribuye la desaparición de los neandertales a cambios climáticos y que, a su juicio, configuran «una respuesta demasiado lineal, excesivamente casuística». Por ello, el artículo aporta «datos muy importantes que pueden contribuir a esa gran respuesta».

Fortea apunta a que la datación del individuo de Sidrón que se utiliza en el estudio -uno de los al menos diez identificados hasta ahora en el yacimiento de Piloña- y que le atribuye una edad de 39.000 años se queda corta. «Técnicas más sofisticadas y que no están todavía al alcance de los laboratorios comerciales permiten ubicar los restos de Sidrón entorno a 48-49.000 años, tal como se refleja en un artículo que aparecerá en breve en la revista "Archaeometry". El laboratorio de Oxford corrobora esta datación por lo que, los de Sidrón no son los últimos sino los penúltimos neandertales y están en el momento de mayor expansión de ese mundo».

Fortea anticipa el potencial de los estudios sobre el estroncio, mineral que se acumula en los dientes y que, asociado al entorno, «sirve de marcador para determinar dónde han pasado la niñez los distintos individuos. Esto permite averiguar la procedencia de cada uno de ellos y establecer unas pautas de movilidad». En este programa de estudio están implicados los distintos yacimientos europeos de la especie neandertal.