Jesús Eugenio Pérez Méndez, uno de los más expertos maquetistas navales del occidente, explica, mirando a la ría y teniendo al frente el imponente puente de los Santos, que esos hermosos veleros que se deslizan por el mar, allá al fondo, son unos botes típicos de la ría del Eo, que aún hoy se siguen construyendo. Sobre la mesa de su despacho reinan dos de sus últimas maquetas: una, la de una embarcación pesquera llamada «Vero» y otra, la de una embarcación de práctico de alta velocidad para casos de mal tiempo; esta última en estudio de poder convertirse en una embarcación real en el futuro.

En 1992 se inició en una afición a la que ha dedicado muchas horas, mucha paciencia y grandes dosis de una creatividad que roza el perfeccionismo. De forma autodidacta realizó, desde entonces, unas 50 maquetas, y aunque ahora esa afición ha quedado un poco apartada por prioridades laborales, ello no le impide hablar con pasión sobre el valor que tiene un trabajo hecho hasta el más mínimo detalle. «No se trata de kits de maquetas, como ha llegado a preguntarme alguna persona, sino que cada pieza ha sido elaborada por mí de un modo completamente artesanal», destaca.

Desde su lugar de trabajo, ubicado en Castropol, Jesús Eugenio Pérez recomienda a los viajeros realizar una ruta que se hace muy especial en bajamar: bordeando la ensenada de La Linera, desde Castropol hasta el puerto de Figueras.

Con un total de 8 kilómetros, el paseo se inicia, en este caso, un poco más allá del hotel restaurante Vicente, a la entrada de Castropol, donde un panel indicativo saca casi a la carretera al caminante para luego adentrarle ya en un bosque de eucaliptos. A lo largo de todo el recorrido se disfruta, en todo momento, de unas impresionantes vistas de la ría del Eo. Después de atravesar Salías nos sale al paso el islote de Turullón, rodeado por algas, piedras y gaviotas, en medio de una arena blanda que, momentáneamente, ha sido abandonada por el mar. La siguiente parada es en el viaducto del Esquilo, donde aún siguen en activo los últimos carpinteros de ribera, mientras que un poco más allá el paisaje nos regala la playa de Linera. Antes de llegar al puerto de Figueras, destino final en esta página, el viajero se encontrará con los restos del molino de mareas Das Acias.

No cabe duda alguna que de Castropol a Figueras, o de Figueras a Castropol, y durante unas horas, hay caminos, limpios de huellas, sobre la mar. Aún queda verano para disfrutarlos. No se los pierdan.