Oviedo, E. F. -P.

Queda mucho por hacer antes de desarrollar una terapia génica contra el Alzheimer, según los investigadores asturianos. La dificultad de manipular los genes, explica Eliecer Coto, estriba en que «tienen una función normal e imprescindible para la propia vida» que -ahí está el problema- a veces convive con otra, que es la que causa la enfermedad. El quid reside en suprimir la dañina sin alterar la fundamental.

Más cercanas parecen estar las aplicaciones en el campo de las neurociencias. Coto intuye que pronto algún investigador creará un ratón en laboratorio con Alzheimer para observar cómo se modula el desarrollo de la enfermedad. «Este descubrimiento es un filón para los neurocientíficos», subraya.

El genetista confía en el desarrollo de fármacos que frenen la enfermedad, alterando los marcadores genéticos. Y en esa misma dirección, añade, camina la investigación sobre el Parkinson «con aspectos de desarrollo comunes con el Alzheimer».