Oviedo, Elena FDEZ. -PELLO

No cabe ninguna duda, después de escuchar a los médicos reunidos ayer en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA, de que sobrevivir a un infarto depende fundamentalmente de la celeridad con la que se reacciona. Ignacio Sánchez Posada, cardiólogo del Hospital Universitario Central (HUCA), advirtió que «el tiempo es un factor muy importante para salvar a un paciente con infarto» y sus compañeros, en sus sucesivas intervenciones, refrendaron esa afirmación.

La doctora María José Villanueva, que trabaja en la uvi móvil, explicó, durante la mesa redonda organizada por la Sociedad Asturiana de Cardiología, qué hacer en caso de infarto. La suya fue una exposición muy práctica, con consejos sencillos para aplicar en caso de que un familiar o persona próxima presente síntomas de infarto. «El 40 por ciento de las personas que sufre un infarto no llega al hospital», observó, así que también ella insistió en lo decisivo que resulta actuar correctamente y con rapidez. «El tiempo es corazón. Nuestra prioridad es no perder tiempo y llamar al 112», dijo.

Villanueva empezó describiendo los síntomas del infarto -dolor opresivo, localizado detrás del esternón, que puede irradiar al hombro o al brazo izquierdo, palidez, sudor frío y malestar y suele estar asociado al ejercicio físico- y continuó dando algunas pautas para atender al enfermo: ha de permanecer en reposo absoluto, ni siquiera debe caminar para subir a la ambulancia; hay que tranquilizarle, administrarle su cafinitrina si la tiene a mano y si la persona se desploma en el suelo hay que empezar por pedir ayuda, despejarle la garganta echándole la frente hacia atrás para que las vías respiratorias queden libres e iniciar un masaje cardiaco sencillo. Y a pesar de la urgencia del momento, Villanueva recomienda «mantener la calma».

Para los casos más graves, comentó, existen desfibriladores disponibles en muchos lugares públicos, desde centros comerciales como Parque Principado a lugares de paso como la estación de Renfe o el aeropuerto.

La doctora animó a aprender la técnica del masaje cardiaco y para ilustrar su sencillez se refirió a la campaña escolar gracias a la cual mil quinientos niños asturianos ya son capaces de darlo correctamente.

A lo largo del acto, los intervinientes fueron dando datos sobre la evolución de las víctimas de un infarto. Si el paciente llega al hospital en las ocho primeras horas la mortalidad se reduce hasta el 10 por ciento y aumenta con la edad, por ejemplo.

Francisco Torres Saura, otro de los miembros del servicio de Cardiología del HUCA, también empezó hablando de tiempo. En su caso, se refirió al que permanecen las arterias ocluidas por un trombo y con el que se incrementa el riesgo de mortalidad. Los pacientes llegan a él cuando la arteria no ha podido ser desobstruida con trombólisis recurriendo a sustancias que diluyen los trombos, así que es preciso acceder a ella con un catéter. El acceso por vía radial, explicó Francisco Torres, permite que el paciente reciba el alta en cuestión de horas y salga del hospital por su propio pie. Una vez fuera, subrayó, es importantísimo que tome la medicación que se le ha recetado para evitar una repetición, que en los pacientes que han sido tratados de esta forma resulta ser más elevado que en el resto, según el médico.