Oviedo, P. R.

La alta tasa de inmigración, procedente en su mayoría de países de Sudamérica, África o el este de Europa, mantiene elevada la incidencia de la tuberculosis en España, país que, junto a Portugal, es el que más casos registra de toda Europa: 18 por 100.000 habitantes, según el Centro Nacional de Epidemiología, y 25/30 por 100.000, según la OMS. La población inmigrante representa entre el 30 y el 45 por ciento de los casos.

Enfermedad de diagnóstico complejo y con un tratamiento muy efectivo, la manera más eficaz de abordarla es con un examen de salud que incluya la prueba de tuberculina, afirmó ayer María José Mellado, presidenta de la Sociedad Española de Infectología Pediátrica, en el marco del Congreso nacional de pediatría que se clausuró ayer en Oviedo.

Los hijos de inmigrantes de países con alta prevalencia de tuberculosis son también más vulnerables, por lo que las posibilidades de infección son mayores, destacó Santiago Alfayate Miguélez, de la sección de enfermedades infecciosas pediátricas del Hospital Universitario Virgen de la Arrixaca (Murcia).

Se estima que un tercio de la población mundial está infectada por tuberculosis, con aproximadamente 9 millones de casos nuevos anuales. Las muertes que causa están entre 1,5 y 2 millones al año. En España, por comunidades autónomas, Ceuta, Melilla y Galicia registran las cifras más altas.

Casi 38.000 niños procedentes de países extranjeros fueron adoptados en España entre los años 1997 y 2007, según datos oficiales. La mayoría no presenta patologías físicas severas, aunque sí problemas de adaptación. Jesús García Pérez, asturiano de Sotrondio y médico de la unidad pediátrica social del Hospital Niño Jesús de Madrid, señaló ayer que los desajustes más frecuentes están relacionados con un retraso leve en el desarrollo de peso y talla, la anemia, problemas dermatológicos banales y problemas de alimentación o sueño.

Tan sólo un 2 por ciento suele presentar problemas de mayor gravedad, tanto físicos como psíquicos. «Los niños vienen con una maleta, pero también con una mochila. Habitualmente son niños abandonados, que proceden de orfanatos, algunos han pasado ya por cinco o seis familias antes de llegar a España, vienen con un bagaje importante que es necesario valorar», señaló.

Cuando el niño llega a España, los pediatras recomiendan dejarle unos días de adaptación antes de llevarlo al pediatra, excepto si presenta signos de alguna enfermedad aguda. También se aconseja no apresurar su escolarización «porque muchos niños creen que el colegio es otro orfanato y si se les lleva demasiado pronto pueden surgir problemas de conducta, emocionales o de incontinencia. «Hay que ir poco a poco, haciendo que ese apego sea lo más lento posible», afirmó.