Oviedo, Pablo ÁLVAREZ

La personalidad del bioquímico Severo Ochoa de Albornoz (Luarca, 1905-Madrid, 1993), de cuya conquista del Premio Nobel de Medicina se cumplen 50 años pasado mañana, jueves, puede sintetizarse en unas cuantas palabras clave que vienen a configurar las señas de identidad, el «genoma» de Ochoa. Son, por orden alfabético, las siguientes:

Ambición: Severo Ochoa afrontó sin temor desafíos de gran envergadura. Según su colega Arthur Kornberg -con quien compartió el Nobel-, «Ochoa ha concebido objetivos difíciles y los ha atacado con el firme convencimiento de que tenían solución y de que él era capaz de resolverlos».

Automóviles: Una de las pasiones de Ochoa desde la infancia. Le encantaban la mecánica y la velocidad. Teodoro López-Cuesta, ex rector de la Universidad de Oviedo, subraya que «nunca vi a nadie conducir peor en mi vida».

Carmen García Cobián: Esposa de Ochoa, gijonesa. No tuvieron hijos. En su discurso de recepción del Nobel, el científico se refiere a ella como «mi devota camarada». En numerosas ocasiones enfatizó la contribución de su mujer a sus éxitos científicos y, en definitiva, a su felicidad. Fallece en 1986. Ochoa ya no se recupera.

Cátedra: Es uno de los escasos fracasos en la trayectoria de Ochoa. Lo propicia Negrín, quien en el curso 1935-36 le anima a presentarse a una cátedra en la Universidad de Santiago de Compostela. Negrín, presidente del tribunal, no le apoya a la hora de la verdad. Marino Gómez-Santos, biógrafo de Ochoa, apunta la razón de esta maniobra: la pretensión de Negrín de congraciarse con el catedrático Augusto Pi Suñer dando la plaza a su hijo Jaime.

Currículum académico: Más brillante en los primeros cursos que en los últimos. Ochoa suspende Oftalmología y Pediatría, y en Biología obtiene un raquítico aprobado que le disgustó: siempre sostuvo que sabía más biología que su profesor, José Giral. Con 22 años publica su primer libro, «Elementos de bioquímica», como colaborador del profesor José Domingo Hernández Guerra.

Estados Unidos: País en el que recaló Ochoa en 1940 en busca de un clima idóneo para investigar a lo grande. Vivió en Nueva York casi 45 años. Decidió nacionalizarse estadounidense en 1956.

Familia: Nació el 24 de septiembre de 1905. Hijo menor de la numerosa prole de Severo y Carmen, quienes durante años habían residido en Puerto Rico. Su padre fallece cuando Severo tiene 7 años.

Kornberg, Arthur: Primer alumno posdoctoral de Ochoa. Llega a Nueva York a finales de 1945. Catorce años más tarde, ambos comparten el Nobel de Medicina.

Luarca: Lugar de nacimiento, aunque creció en Villar, una aldea pegada a la villa luarquesa a la que regresó muchos veranos. «Asocio nuestros retornos a Asturias a los momentos más placenteros que he experimentado en mi vida», escribió en 1987.

Madrid: En la capital estudia Medicina en los «felices» años veinte. En la Residencia de Estudiantes coincide con Dalí, Buñuel y Lorca.

Medicina: Es la carrera que estudió. «Entusiasta observador de la Naturaleza», según confesión propia, piensa cursar ingeniería, pero finalmente opta por medicina como vía de acceso hacia la biología experimental. «Nunca se me pasó por la imaginación dedicarme a la práctica médica», puntualizó décadas más tarde.

Negrín, Juan: El científico luarqués mantiene una buena relación con el catedrático de Fisiología. Sin embargo, la amistad se enfría a medida que se acentúa el compromiso político de Negrín, quien llega a asumir el Ministerio de Hacienda y la presidencia del Gobierno de la República. Negrín facilita la salida de España del matrimonio Ochoa, poco después del inicio de la Guerra Civil.

Ramón y Cajal, Santiago: Ochoa admira desde joven al científico español que en 1906 había ganado el Nobel de Medicina. Pero no llegan a establecer contacto. Años más tarde subrayará que trató de organizar su vida «tomando a don Santiago como modelo y pensando siempre en él».

República: Ochoa festeja el advenimiento del nuevo régimen en abril de 1931. A bordo de su Opel, ondea la bandera republicana. Uno de sus tíos, Álvaro de Albornoz, llegó a ser ministro de Fomento del breve período republicano.