Oviedo, Eduardo GARCÍA

Se llama Santiago Folgueras Gómez, tiene 22 años y acaba de iniciar el quinto curso de Físicas. Ya trabaja en un grupo de investigación de la Universidad de Oviedo y cuenta con experiencia de becas internacionales. Es el rostro menos conocido de las trece personas que el Rectorado ha elegido para representar a la institución en el «examen» del próximo día 25 en Madrid, en el que la Universidad se juega entrar en la privilegiada lista del Campus de Excelencia Internacional.

Representa lógicamente al estamento estudiantil. Santiago Folgueras tiene escaño en la Junta de Facultad de Ciencias, es vicepresidente del Consejo de Estudiantes y pertenece, además, al Consejo de Gobierno. «La Universidad me conoce bien y cuando me propusieron integrar la lista no me lo pensé dos veces. A mí me encantan los retos».

Folgueras acaba de pasarse un verano en Ginebra, en el CERN, el famoso acelerador de partículas que está a punto de reiniciar su actividad. «Fue una experiencia prodigiosa trabajar con gente de todo el mundo, cada cual con visiones diferentes pero todos funcionando en una misma dirección». El año anterior la beca le había llevado hasta Berlín, al Instituto de Investigación Bessy.

Santiago Folgueras tiene una visión crítica y a la vez ilusionada sobre la Universidad de Oviedo. «Llegué a ella con una idea de institución sin grandes aspiraciones y sin grandes posibilidades. Pasan los años, comienzas a vincularte a proyectos y te das cuenta de que la Universidad tiene grupos con fuerza y conocidos en el extranjero. Lo comprobé ahora en el CERN. Esto tiene futuro».

Claro que hay cosas que cambiar, dice. «La conexión entre los campus», por ejemplo, «o contar más con los estudiantes». Y aquí surge la autocrítica: «Yo soy de los pocos implicados porque es verdad que la gente pasa del tema. Piensan que su estancia en la Universidad es algo pasajero y tenemos aquí una asignatura pendiente».

Santiago Folgueras, quien tiene tiempo para colaborar con la parroquia ovetense de los Santos Apóstoles en labores de catequesis, es de los convencidos de la necesidad de abrirse al exterior. «En mi área de estudio ya es impensable iniciar un proyecto científico en solitario. Es positivo salir al extranjero para coger experiencia, pero también es verdad que la Universidad de Oviedo tiene mucho más de lo que tienen otros».

La cumbre universitaria del día 25, en la que la institución académica asturiana tendrá que vérselas con otras 14 universidades de todo el país, se la plantea Santiago Folgueras como una «experiencia que me hace ilusión». Este estudiante que va a acabar la carrera de Físicas en tiempo récord ya piensa en su futuro: «estoy mirando becas doctorales, y si puedo seguir estudiando en esta Universidad, mejor. Aquí estoy muy a gusto, la mitad del trabajo la tengo hecha, pero tampoco me disgustaría hacer las maletas».

Sus proyectos pasan por seguir investigando durante tres o cuatro años mientras dure el doctorado. Después, el destino dirá. «A mí me encanta la docencia. Cuando puedo doy charlas en los institutos y me presta un montón».