Oviedo, J. C. GEA

Desde ayer, en el rellano de la escalinata del Parlamento regional se abre una ventana. Da a una anónima porción de ciudad sin apenas referencias, atravesada por unos minúsculos transeúntes, un ciclista y un par de automóviles, vinculados sólo por la fina capa de nieve que acaba de caer. No tiene demasiada importancia saber que, en realidad, es una vista de Pekín desde la ventana de un hotel; sí la tiene el hecho de que el viajero que miraba fuese Federico Granell (Cangas del Narcea, 1974), que pintara la escena a su regreso a Asturias y que ese cuadro haya obtenido el premio de pintura «Junta General» de este año.

En razón de ese mérito, «Viaje de invierno», un óleo de 116 x 116 centímetros, se convirtió ayer tarde en el centro del acto de entrega de premios y la inauguración de la exposición de los trabajos seleccionados en la IX Edición del galardón que convoca anualmente la Junta General del Principado. Su presidenta, María Jesús Álvarez, encabezó la representación de autoridades que asistieron al acto, en el que recibieron además sus acreditaciones como finalistas 19 artistas: José Luis Riestra, Irma Álvarez Laviada, Guillermo Simón, Manuel Saro, Mónica Dixon, Fernando Barrué, José Manuel Fernández Trelles, María José Pérez Vicente, José Luis Pastor, Esther Cuesta, Cristina Cuesta, Juan Fernández, Antonio Álvarez Noval, Pablo Iglesias, Alfonso Pire, Ana Esther Díaz de la Fuente, María José González Alonso, Irene Palud y Daniela Zanoni.

Sus obras, que podrán ser visitadas hasta el día 8, de 18 a 21 horas, fueron seleccionadas de entre 214 por un jurado del que formaron parte Guillermo Solana, director artístico del Museo Thyssen-Bornemisza; María Dolores Jiménez Carrillo, profesora de Arte Contemporáneo de la Complutense, y Alfonso Granda, director de la Escuela de Arte de Oviedo. Algunas de ellas han sido recomendadas, además, para su adquisición con destino a la colección del Parlamento regional; pero sólo el «Viaje de invierno» se ha hecho acreedora, según el jurado, de los 15.000 euros de dotación del certamen.

«Fue una visión de un momento. De pronto, empezó a nevar y el paisaje cambió, aunque la nieve no cuajó y todo volvió a tener en seguida el aspecto de antes. Pero me resultó muy sugerente la visión de aquellas pequeñas figuras que pasaban por allí sobre el fondo blanco, y sobre eso trabajé después», recuerda Federico Granell, remontándose al origen de la pintura premiada. Aunque es una visión de Pekín, el artista -uno de los más activos y polifacéticos del actual panorama asturiano- quiso «prescindir de cualquier anécdota o signo que identificase el lugar» para hacer más universales las sugerencias y conceder «todo el protagonismo a las figuras, no al espacio». La concesión del premio culmina una temporada con muestras colectivas en Aix-en-Provence, Gijón y Roma, e individuales en Mieres y Oviedo, además de la que acaba de inaugurar en la prestigiosa galería valenciana My Name's Lolita Art, y añade una importante línea a un currículo que incluye selecciones para el BMW o, el pasado año, este mismo galardón. En puertas, Granell tiene una nueva individual en Gijón, en la galería Gema Llamazares, para enero, y la intención de «seguir trabajando como hasta ahora, en varios frentes» -pintura, fotografía, instalación- en pos siempre «de esos personajes y momentos que a nadie parecen decirle nada, pero que a mí me disparan un "clic", una sensación que sugiere fragmentos de una historia» que a menudo acontece en lugares remotos o en zonas de tránsito, como museos y aeropuertos.