La Navidad es tiempo de celebraciones. Para disfrutarlas de una manera saludable existen menús especiales, muy apetitosos y abundantes, que evitan caer en los excesos. No hay que olvidar que éstos, tarde o temprano, pasan factura.

En estas fechas, ¡para qué negarlo!, se come más y los productos navideños son muy calóricos. No obstante, no hay que martirizarse ni privarse de saborear aquello que a uno le gusta, aunque sí hay que actuar con moderación y sentido común. Y la clave para no sumar kilos a la báscula, evitar una indigestión y no frustrarse por romper la dieta que hasta entonces se llevaba a rajatabla, está en contrarrestar los excesos cometidos.

La doctora Matilde López Llanos aconseja a quienes inicien las comidas o cenas navideñas con unos aperitivos optar por fiambres naturales o mariscos antes que por las frituras. Además, recomienda evitar, o por lo menos no abusar, de los patés debido a su alto contenido en grasas.

La sopa es una de las opciones que más se tienen en cuenta a la hora de decidir qué servir de primer plato. «Sea de carne o de pescado y preferiblemente hecha en casa, no supone un gran aporte calórico al organismo. Es un buen entrante y entona el estómago», apunta la nutricionista asturiana de la Clínica Vetusta, en Oviedo.

El marisco, en caso de no haber formado parte de los aperitivos, es otro primer plato muy navideño. Se trata de un alimento poco calórico y si se prepara cocido o a la plancha apenas contiene grasa. La doctora López Llanos recomienda acompañarlo con una vinagreta mejor que con mayonesa.

En cuanto al plato principal, generalmente a base de carne o pescado, debería cocinarse al horno o asado, y evitar acompañarlo de salsas y patatas fritas. El cordero, el pollo y el pavo (que al horno tienen muy pocas calorías), así como los pescados variados, pueden servirse con ensalada.

Llegado al postre es el momento de actuar con mesura «pues tras una cena copiosa, aparte de las calorías que suman al organismo, puede provocarnos una mala digestión», apunta la nutricionista, defensora de los dulces artesanos sobre los industriales por estar elaborados con ingredientes naturales. «Lo ideal sería tomarlos en la sobremesa, un tiempo después de finalizar la comida», resalta la especialista, que no quiere dejar pasar por alto el papel del alcohol en estas celebraciones. Pide moderación con la bebida al tiempo que sugiere no mezclar vinos tintos con blancos, evitar los de baja calidad, los licores muy dulces y la mezcla de alcoholes, y aconseja brindar con cava o champán mejor que con sidra.

Los días siguientes a las grandes celebraciones que incluyen menús copiosos, la doctora Matilde López Llanos recomienda preparar comidas ligeras, que incluyan alimentos poco calóricos, muy distintos a los que forman parte de los menús navideños. Es el momento de aliviar las molestias que acompañan a los excesos. Por ello sugiere elaborar platos a base de verduras y ensaladas y carnes o pescados a la plancha. Igualmente aconseja beber mucha agua.

Después de cada fiesta, la nutricionista señala la posibilidad de intercalar una cena a base de fruta, sobre todo con piña natural, naranja, pera o melón, para depurar el organismo. En esta ocasión se puede consumir la cantidad que se desee.

Cocinar con poca sal, sin grasas, sin salsas y evitar las grandes cantidades de comida.

Caminar para facilitar las digestiones y para que las calorías no se acumulen en el organismo o practicar deporte.