Gijón

Sábado 9 de enero, por la tarde, frío polar. La compañía asturiana «Higiénico Papel» ultima los ensayos de «Doctor Fausto», la obra que será la encargada de reabrir hoy el teatro Jovellanos, tras varios meses cerrado por reformas. «Los actores se ha portado maravillosamente conmigo. Les he pedido mucho esta vez», comenta Laura Iglesia, directora del espectáculo. Un largo y laborioso proceso está llegando a su conclusión tras varios meses de duro trabajo. La maquinaria había comenzado a funcionar en marzo, con la concesión a la compañía de Iglesia del premio «Teatro Jovellanos» para la producción de espectáculos teatrales, 21.000 euros sin los cuales, como reconoce la directora teatral, habría sido imposible poner en marcha un montaje de esta envergadura.

Para Laura Iglesia, la historia de Fausto es «la vida de un santo al revés». En su madurez, el viejo y sabio profesor, cuya vida ha entregado al estudio, decide dar un giro radical a su existencia y hacer un pacto con el diablo: 24 años de placeres sin freno a cambio de su alma. «Higiénico Papel» no se ha cortado un pelo a la hora de representar los excesos de un Fausto entregado a su propio deseo. El sexo no es ningún tabú sobre la escena: orgías, tríos, relaciones heterosexuales y homosexuales. «Christopher Marlowe se inspiró para escribir su obra en un texto anónimo alemán que es mucho más explícito en materia sexual. Cuando teníamos alguna duda recurríamos a esta fuente. Por ejemplo, ahí se dejaba bien claro que Fausto y el diablo Mefistófeles mantienen en algún momento relaciones sexuales», apunta Iglesia, a quien tras adaptar «Ricardo III», de Shakespeare, le picaba el gusanillo de volver a atreverse con un clásico del teatro isabelino. De hecho, Marlowe, aunque menos conocido y representado que Shakespeare, fue en vida la otra gran gloria del teatro británico de la época.

«El mundo de los ángeles y demonios resultaba muy jugoso y divertirdo para llevarlo a nuestra clave cabaretera. El reto era doble. Por un lado, dar forma a un texto muy caótico como es el de Marlowe, y, por otro, transportarlo al mundo contemporáneo, lograr que un chaval vaya a verlo y disfrute con el espectáculo sin importarle que este escrito hace 400 años», afirma Laura Iglesia. La directora, responsable también de la adaptación, ha respetado al máximo el original. Los diálogos siguen siendo básicamente los escritos en 1594, pero quienes los recitan son diablos vestidos con estética gótica, chulos de diseño que parecen salidos de un local de moda neoyorquino, o una guardia del emperador Carlos V, que por su vestimenta bien podrían ser los «men in black», o los gángsteres de una película de Quentin Tarantino. El humor, marca de la casa, está también presente en toda la obra. Fausto se ha convertido en el protagonista de un «reality show» televisivo. La música, donde se entrelazan Bach y Sinatra, e incluso temas de rock y música electrónica, es otra de las bazas de un espectáculo que apuesta por un lenguaje radicalmente contemporáneo. Una jugada que «Higiénico Papel» ya había realizado con éxito con «King Richard», su particular revisión del villano shakespeariano, convertido casi en una suerte de jefe de clan mafioso.

Los ensayos están llegando a su conclusión, y el ambiente de trabajo es distendido en la sala de la Laboral, donde directora y actores ultiman los preparativos de la obra. Con los deberes hechos y la lección aprendida, en la sala de ensayo no se respiran más nervios que los normales. Las bromas y chascarrillos dan paso al ensayo general.

Hoy y mañana el telón del Jovellanos se levantará de nuevo para que el público asturiano descubra a este «Fausto» del siglo XXI.