La anécdota de la manzana de Newton es un clásico de la etapa escolar. Según el relato, la caída de una manzana llevó al genial científico a elaborar la teoría de la gravitación universal. Con el paso de los años, la historia fue derivando en relatos más o menos dispares. ¿Estaba Newton echándose una siesta y la manzana le cayó en la cabeza? ¿Simplemente descansaba y la observó? ¿Fue determinante para deducir su teoría o simplemente fue una forma de simbolizar años de trabajo?

Todos los internautas pueden ahora leer la principal fuente de esa anécdota. La Royal Society ha publicado en la red el manuscrito del libro «Recuerdos de la vida de Newton» (1752), que escribió William Stukeley, amigo y biógrafo del científico. En la dirección web http://royalsociety.org/turning-the-pages/ se encuentra el relato más fidedigno, narrado a Stukeley por el propio Newton: «Después de la cena, no hacía frío y salimos a beber té en el jardín, bajo la sombra de unos manzanos. Entonces [Newton] me dijo que estaba en esa misma situación cuando la noción de la gravedad le vino a la mente. La visión la ocasionó la caída de una manzana mientras estaba sentado reflexionando. Pensó para sí, ¿por qué tiene que caer la manzana siempre perpendicularmente al suelo? (...) La razón tiene que ser que la Tierra la atrae».

Queda descartado que la manzana le cayera a Newton en la cabeza. Eso no es más que un chiste erróneo. Hay una segunda fuente para comprobar la historia: los «Elementos de la filosofía de Newton (1741) de Voltaire, donde se cuenta la anécdota por boca de Catherine Barton Conduitt, sobrina del científico. Algunos investigadores creen que ella se lo inventó para hacer más amable la imagen de Newton, bastante hosco.