El Papa Benedicto XVI anima a los sacerdotes a anunciar a Cristo en el mundo digital. En el texto titulado ´El sacerdote y la pastoral en el mundo digital: los nuevos medios al servicio de la Palabra´, el Pontífice señala que los medios digitales ofrecen "al sacerdote nuevas posibilidades de realizar su particular servicio a la Palabra y de la Palabra".

Seguidamente explica que la cada vez mayor importancia de los nuevos medios de comunicación y su incorporación en la vida cotidiana hace que sea "cada vez más importante y útil su uso en el ministerio sacerdotal".

Tras resaltar que "la tarea primaria del sacerdote es la de anunciar a Cristo, la Palabra", el Papa explica que el mundo digital, ofreciendo medios que permiten una capacidad de expresión casi ilimitada, "abre importantes perspectivas y actualiza la exhortación paulina: "¡Ay de mí si no anuncio el Evangelio!'".

Ante las nuevas experiencias de comunicación, dice el Papa, los sacerdotes "deben anunciar el Evangelio valiéndose no sólo de los medios tradicionales, sino también de los que aporta la nueva generación de medios audiovisuales (foto, vídeo, animaciones, blogs, sitios web), ocasiones inéditas de diálogo e instrumentos útiles para la evangelización y la catequesis".

"El sacerdote podrá dar a conocer la vida de la Iglesia mediante estos modernos medios de comunicación, y ayudar a las personas de hoy a descubrir el rostro de Cristo. Para ello, ha de unir el uso oportuno y competente de tales medios -adquirido también en el período de formación- con una sólida preparación teológica y una honda espiritualidad sacerdotal, alimentada por su constante diálogo con el Señor".

Con el anuncio digital del Evangelio, continua el Santo Padre, "la Palabra podrá así navegar mar adentro hacia las numerosas encrucijadas que crea la tupida red de autopistas del ciberespacio, y afirmar el derecho de ciudadanía de Dios en cada época, para que Él pueda avanzar a través de las nuevas formas de comunicación por las calles de las ciudades y detenerse ante los umbrales de las casas y de los corazones y decir de nuevo: 'Estoy a la puerta llamando. Si alguien oye y me abre, entraré y cenaremos juntos'".