Oviedo

La convocatoria de huelga de ayer sirvió para escenificar una vez más el diálogo de sordos en la enseñanza asturiana. El consejero, Iglesias Riopedre, calificaba en Madrid el paro como «una huelga que no tiene verdaderos objetivos, porque los dos objetivos principales que plantean son de todo punto de vista imposibles de alcanzar».

Se refería a la impugnación de la paga de 25 años, en manos del Supremo, y el acuerdo de plantillas, con la hucha de la Administración vacía.

Los sindicatos aseguraron por la tarde en un comunicado conjunto que el alto nivel de seguimiento «demuestra que las reivindicaciones que tenemos planteadas son apoyadas por la inmensa mayoría de los trabajadores».