Vuelven a reunirse Michelle Pfeiffer y Stephen Frears tras «Las amistades peligrosas» (1988) y ese «revival» nostálgico extravía el trabajo que traen entre manos, la adaptación al cine de «Cheri» y «El fin de Cheri» de la novelista francesa Colette (1873-1954).

No sabemos cuánto de su texto habitó la propia escritora, pero la redacción de esa historia de una antigua cortesana (Michelle Pfeiffer) que, ajada para continuar en su profesión, comienza una relación con un joven, Fred Peloux «Cheri» (Rupert Friend), coincidió en fechas con el «affaire» que Colette mantuvo con su hijastro, Bertrand De Jouvenal.

Teatral en espacios, limitada en producción (esto magnifica al indispensable Darius Khondji), irregular en interpretación (Rupert Friend no transmite, como en «La reina Victoria»), la película de Frears prueba que las comparaciones son odiosas.

Que un cineasta tan aficionado al contraste (ha dirigido proyectos de mil colores: «Alta fidelidad» o «La reina») se embarque en un largometraje con una de sus actrices características no significa repetición y, menos, réplica.

«Cheri» alberga interés autónomo, y una parte importante del mérito hay que otorgárselo a la labor del guionista-adaptador Christopher Hampton. Hampton lleva casi cuarenta años en la industria y ha convertido en celuloide escritos monolíticos con fortuna inaudita («El americano impasible», «Expiación»). Esta conjunción de novelas que forman el filme fluye con sorprendente certeza (no esperábamos demasiado, nos equivocábamos) y, algún traspiés de por medio, descubre una narración bien construida que altera los roles de dos personas confundidas por un imposible (¿cuál es frágil y cuál es fuerte?, ¿cuál adolescente y cuál adulto?, ¿cuál marido y cuál cortesana?).

Además de una impresionante Kathy Bathes, a Michelle Pfeiffer (una consecuencia de haber sido desterrada de la clase «A» de Hollywood) hay que aplaudirle la irónica (y dolorosa) desmitificación de sí misma que ejerce en «Cheri». «Time is on your side», cantarían otros irónicos ancianos a la aun guapísima Pfeiffer.