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PMV: Los que nosotros llamamos objetores escolares son capaces de reventar una clase. Son pocos, pero muy ruidosos.

HR: Conozco sólo un caso perdido, con problemas serios en una clase, la de Lengua.

PMV: Y seguro que la materia la impartía una profesora.

HR: Pues sí. Pero ni a mí ni a la inmensa mayoría de mis compañeros nos condiciona si tenemos delante un profesor o una profesora. Nos condiciona la forma en que impartan la asignatura.

FR: Tengo 50 años y me tocó el «Cara al sol» y la foto del Caudillo en la pared, pero la generación de mi hijo no se plantea ni por lo más remoto levantarse cuando los profesores entran en clase.

PMV: También yo canté el «Cara al sol».

FR: Y aguanté profesores con varas.

PMV: Recuerdo que nos sacaban al encerado a hacer cuentas y a la primera equivocación, golpe va y golpe viene. Aquello pasó, por fortuna. Ahora lo que los profesores reclamamos es dignidad en el trabajo, nada de porra y gorra. Dignidad. La misma que tiene el alumno, aunque la responsabilidad no sea igual. La autoridad nos la han robado.

FR: Yo no estoy a favor de la ley de Autoridad del Profesor. Hay que tener cuidado con las imposiciones excesivas.

PMV: A mí me parece muy positivo. La pregunta sería si en estos momentos es necesaria, y no tengo ninguna duda de que sí. Como lo fue la ley sobre Violencia de Género. Hay una realidad, y la realidad es que los profesores nos hemos convertido en la parte más vulnerable. Es que ya hasta tenemos que cuidarnos muy mucho de quedarnos a solas con un alumno.

FR: Son tiempos de cambio. La generación de nuestros hijos ha pasado ya por tres planes educativos diferentes, cada uno con sus leyes. Por eso es tan necesario el pacto nacional.