Grandas de Salime,

M. S. MARQUÉS

Nuevos proyectos para una nueva etapa. El director de Patrimonio, José Luis Vega, asistió ayer en Grandas a la apertura del museo, donde anunció nuevos apoyos para la mejora de instalaciones y contenidos. A la apuesta de la Administración habrá que sumar los proyectos que el nuevo director estudia emprender en los próximos meses.

Después de tres semanas de puertas cerradas, el Museo Etnográfico retomó su actividad en una mañana fría con nieve en las cumbres. La lluvia, la humedad y un silencio de ausencias ponían cierta nota de tristeza al recinto museístico. En el interior, el reencuentro con los objetos de siempre ponía calidez al recorrido.

Las salas siguen recreando la vida pasada y apenas han experimentado cambios desde que la persona que las concibió y las desarrolló ya no supervisa los detalles. Sólo los extintores contra incendios rompen la rutina del ambiente hogareño y rural para cumplir la normativa de seguridad que exigen las leyes y que tanto ha dado que hablar en este tiempo. Francisco Cuesta, nuevo responsable de la dirección de este conjunto, tiene entre sus prioridades «garantizar la seguridad de los visitantes y los trabajadores del museo», por eso una de sus primeras actuaciones ha sido colocar los extintores en las salas, a lo que seguirán el cierre de la finca y otras obras con fines protectores. Visto así, parece que el Museo de Grandas está dedicado a alguna actividad de riesgo. Nada más lejos. Ni los objetos son peligrosos ni corren peligro, al menos así ha sido hasta ahora, si bien es verdad que nunca sobran las precauciones. Disponer de las medidas exigidas costará unos 12.000 euros.

En estas tres semanas de cierre la actividad del nuevo director también se centró en la elaboración del registro de piezas. Hasta ahora se han numerado unas 1.700 de las cerca de 10.000 que deben agruparse en el museo, según el recuento realizado por la firma MS Arqueo. El registro se comenzó en la casa del molino y el corredor, y estos días se centra en los utensilios expuestos en la antigua casa de la rectoral. «La denominación de los utensilios se hará en castellano y fala, e incluirá fotografía del objeto y número. También se tratará de documentar todo lo referente a cada pieza y a su ingreso en el museo. Queremos conocer todo lo relativo a la naturaleza del objeto de cara a establecer las condiciones de seguridad». Una vez finalizado el registro se realizará el inventario.

En el museo de Grandas hay un hórreo de cubierta vegetal y una panera. Cuesta señala como novedad que se puede visitar su interior. Y así es, pero que el visitante no espere encontrar allí los productos habituales de la cosecha, porque no hallará nada en su interior vacío.

Sí muestran sus bienes la alacena con la vajilla de los días festivos, los arcones con las ropas de cama, la tienda, la taberna..., estas dos últimas instalaciones son las que con más orgullo muestra el actual director, que elogia el realismo con que están montadas. Un recorrido por el museo permite comprobar la gran labor que hay detrás de estas instalaciones y el excelente resultado conseguido. No se puede comprender lo extraordinario del conjunto sin conocerlo, porque lo que allí se ha conseguido reunir en estos años supera cualquier expectativa. Desde el molino a la fragua, de la sastrería a la barbería, de la escuela a la cocina, de la impresionante colección de madreñas a las ruedas de carro... todo es digno de admiración.

Ahora Francisco Cuesta promoverá sus proyectos. Habla de una nueva programación que quiere tener lista para Semana Santa. Prefiere no entrar en detalles porque el programa está aún en pleno desarrollo, pero incluirá exposiciones, talleres y otras actividades infantiles. Otra de sus ideas es convertir la parte dedicada a biblioteca y despacho en un aula didáctica e instalar las dependencias administrativas en el último piso de la casona. Prevé elaborar un plan museológico «será un plan estratégico, el documento en el que nos definimos, a lo que nos dedicamos, y esperamos las aportaciones de la sociedad para ver hacia dónde debemos crecer».

El nuevo director, que no teme al rechazo por su llegada al museo en un momento polémico, tiene numerosos proyectos, quiere ofrecer la sala de pesas y medidas para que los colegios puedan desarrollar allí clases prácticas, piensa invitar a comerciantes de la zona a vender allí el pan que se haga en el museo y se dispone a establecer relaciones con los distintos museos y colecciones de otros concejos con los que complementarse, como con el de la apicultura de Boal. Otra de las ideas que le rondan la cabeza «es una iniciativa para toda Asturias desde Grandas, algo que nunca se ha hecho», pero de lo que no quiere dar detalles. Ofrecerá visitas guiadas en la fala, para quien las desee, y en otros idiomas a través del móvil, y estudia la posibilidad de mover las colecciones en función de los ciclos del año. Espera contar con las aportaciones de sus patronos y conseguir nuevos patrocinadores.