Oviedo, P. Á.

La palabra es desconocida por la mayoría, pero lo que significa es anhelado por la totalidad. Aunque importado del mundo de la física, el término «resiliencia» designa una cualidad tan necesaria -especialmente en tiempos turbulentos como los actuales- como la elasticidad psicológica, la capacidad para adaptarse a las circunstancias. En los últimos tiempos, este concepto ha sido particularmente difundido por el psiquiatra Luis Rojas Marcos en el título de su último libro, «Superar la adversidad. El poder de la resiliencia». En las líneas que siguen, Serafín Lemos Giráldez, catedrático de Psicopatología de la Universidad de Oviedo, disecciona las diversas dimensiones de un rasgo del carácter que, entre otros beneficios, aporta buena salud.

l ¿Qué es la resiliencia? El término procede de la palabra inglesa «resilience», que significa elasticidad, maleabilidad o adaptabilidad. En el campo de la física de los materiales, se dice que un objeto es «resiliente» («resilient», en inglés) si tiene la capacidad de recuperar su forma o sus propiedades originales, a pesar de haber sido sometido a condiciones adversas de presión, temperatura, etcétera. Ejemplos de plantas «resilientes» son el trigo o el junco, que poseen una enorme capacidad de adaptarse a condiciones climatológicas adversas inclinándose hacia donde sople el viento, por intenso que sea, y volviendo luego a recuperar su posición vertical.

l Aplicación al ámbito de la psicología. Diversos términos han sido utilizados como equivalentes a resiliencia: invulnerabilidad, resistencia al estrés, competencia y adaptación positiva. Generalmente se define como capacidad para adaptarse, como funcionamiento positivo, a pesar de encontrarse la persona en situación de alto riesgo, de estrés crónico o, bien, bajo las consecuencias de un trauma prolongado o grave.

l Como rasgo de carácter, ¿es una cualidad o un defecto? Se trata de una evidente cualidad. Su naturaleza, sin embargo, es compleja, ya que se considera no tanto una cualidad individual, sino el resultado de un proceso transaccional; es decir, que viene determinada por la interacción de factores genéticos, biológicos y psicológicos, dentro de un contexto de apoyo ambiental. En este marco de progresiva organización evolutiva, la resiliencia viene a ser la habilidad para utilizar recursos internos y externos para resolver con éxito los problemas más sobresalientes de cada estadio de la vida.

l ¿Crece, disminuye o se mantiene? La forma en que se resuelven los temas en las edades tempranas va a servir para construir una función más fuerte y duradera de protección o de riesgo. La resiliencia no es el resultado de determinadas características o rasgos de la infancia, sino que se desarrolla con el tiempo en el contexto de los apoyos ambientales.

l Factores que la afianzan. Las relaciones de apoyo con otros miembros de la comunidad, como los líderes de organizaciones juveniles o religiosas o los profesores, pueden contribuir a fortalecer los lazos comunitarios y favorecer los recursos de los niños. A nivel comunitario, los estudios descriptivos sobre los factores que aumentan la adaptabilidad (resiliencia) destacan que son estas figuras del medio social y de las organizaciones locales quienes ejercen un impacto positivo sobre los niños. Otros trabajos también han señalado que el factor clave para la adaptabilidad es la conexión del niño con un adulto que le proporciona seguridad (a pesar del entorno general de riesgo); lo cual es más fácil cuando el niño acude a un colegio cualificado o cuenta con un club o una organización que proporciona oportunidades para crear estos vínculos y para realizar actividades alternativas.

l ¿Equivale al estoicismo? La resiliencia no es mera resistencia pasiva o estoicismo, sino que alude al proceso dinámico de adaptación positiva en circunstancias de grave adversidad. El concepto incluye, por tanto, dos condiciones importantes: (a) la exposición a una situación de amenaza significativa o adversidad grave, y (b) el logro de una adaptación positiva.

l ¿Puede llegar a ser perjudicial un exceso de resiliencia? No se considera esta posibilidad. Por el contrario, implica tener un extraordinario recurso frente a los problemas que, antes o después, toda persona tendrá que afrontar.

l ¿En qué momentos aflora con más intensidad? La investigación sobre la resiliencia se dirigió al estudio de la adaptación positiva y los mecanismos de protección en múltiples circunstancias adversas, como la pobreza, la convivencia con padres incompetentes, o con enfermedad mental, violencia social, enfermedad crónica, acontecimientos vitales catastróficos, etcétera, particularmente durante los años del desarrollo infantil. Siempre ha llamado la atención que personas que han crecido en condiciones familiares o ambientales muy problemáticas hayan sobrevivido con una admirable capacidad de sacar provecho de tales experiencias. Lo que inicialmente se dirigía a entender lo extraordinario derivó en el descubrimiento del poder de lo ordinario. La especie humana ha sobrevivido gracias a que esta cualidad siempre ha estado presente.

l ¿En qué ámbitos se considera más necesaria? La gran sorpresa de la investigación sobre la resiliencia es el carácter normal del fenómeno. Parece ser un fenómeno frecuente que se produce, en la mayoría de los casos, por la acción de los sistemas básicos de adaptación humana. Cuando dichos sistemas están protegidos y funcionan bien, el desarrollo es bueno, incluso cuando hay que enfrentarse a una grave adversidad. Pero si están deteriorados, con anterioridad o como consecuencia de la adversidad, entonces el riesgo de desarrollar problemas psicopatológicos es mucho más alto.

l Beneficios que acarrea. La investigación revela que las personalidades adaptables o flexibles (resilientes), es decir, con elevado nivel de estabilidad, sociabilidad y optimismo, gozan de mejor salud. Mientras que las agresivas, excitables, impulsivas y neuróticas son propensas a la enfermedad y a la mortalidad. Curiosamente, entre otras consecuencias, la resiliencia reduce la morbilidad y mejora la longevidad.

l ¿La dotación de resiliencia es distinta en función de las diversas culturas y de los diferentes ámbitos geográficos? No necesariamente. Lo que hacen las culturas o los entornos geográficos es poner en evidencia cómo funciona el proceso de resiliencia. Por ejemplo, lugares en donde es más probable la presencia de desastres naturales, guerras, terrorismo, agresiones sexuales o accidentes de diverso tipo permiten comprobar de qué diferente manera logran adaptarse y superar dichas desgracias. Un ejemplo típico es el llamado trastorno de estrés postraumático, que sobreviene en algunas personas cuando han vivido situaciones terribles; pero sólo afecta a quienes carecen de dichos recursos personales o ambientales para superarlos. Afortunadamente, la mayoría de las personas logra una adaptación exitosa; y eso es lo que implica resiliencia.

l ¿Y existen diferencias según las épocas? Numerosas personas que han vivido en condiciones de penuria económica, en campos de concentración o en épocas de plagas sanitarias, con pérdida de padres o hijos, etcétera, han logrado sobrevivir. Es irónico que problemas triviales de la vida produzcan estados de depresión; cuando en otras culturas ni siquiera existe la palabra «depresión».

l En un mundo muy cambiante como el actual, ¿aumenta la importancia de la capacidad adaptativa? Todo es relativo. Nuestros problemas los juzgamos al amparo del contexto en el que vivimos; pero, objetivamente, vivir en el mundo occidental actual es un privilegio, si lo comparamos con tiempos pasados.

l ¿La crisis financiera hace más necesario echar mano de la resiliencia? Ciertamente. Como sucede con otros problemas, algunas personas se hunden fácilmente ante cualquier adversidad. Para otras sirven de acicate para superarse y sacar todos sus recursos a flote. Éstas son las personas resilientes. La crisis financiera, como otros problemas, deberían ser puntos de inflexión, a partir de los cuales se ponen en evidencia el temple y la capacidad de recuperación.

l ¿El elevado consumo de psicofármacos puede erigirse en sustitutivo de la resiliencia? No existe solución química para la vida. Sin embargo, el consumo de fármacos o de drogas siempre ha sido una tentación o el inmediato y fácil recurso para intentar sobrellevar muchos problemas. Ése es, precisamente, un proceder erróneo que pone en evidencia la falta de capacidad para encontrar soluciones en uno mismo, en las personas más allegadas y en el ambiente social que nos rodea.