Viena

El escándalo de abusos sexuales de menores en la Iglesia católica cobra cada vez más fuerza en Austria, después de sacudir a Irlanda, Alemania y Holanda, con un creciente número de denuncias sobre casos acaecidos hace varias décadas y con un primer sacerdote acusado que debe abandonar su cargo. El párroco capuchino Johannes Stocker dejó ayer su puesto, tras confesar haber abusado o acosado sexualmente a varios menores «se calcula que unos veinte» en las décadas de 1970 y 1980.

Mientras, la Iglesia católica holandesa ha recogido ya unas 350 denuncias de personas que afirman haber sufrido abusos sexuales por parte de miembros del clero entre los años cincuenta, sesenta y setenta. El escándalo comenzó a finales de febrero cuando se divulgaron denuncias de abusos sexuales en un internado.