Oviedo, Pablo ÁLVAREZ

Casi tres meses lleva la sanidad pública asturiana sin un cardiólogo especializado en el tratamiento de niños. Así lo denuncia la asociación de familias de la región con hijos afectados por patologías cardiacas, según la cual esta carencia ha provocado ya la suspensión de unas doscientas consultas y una serie de problemas severos en pacientes concretos que «no han pasado a mayores de milagro», en palabras de Juana Jara, directora de la Asociación de Padres y Amigos de Cardiopatías Infantiles (APACI).

Según Jara, se están alterando las pautas de asistencia de niños que requieren «una atención frecuente» y algunas familias «se han visto obligadas» a acudir al Centro Médico de Asturias, de titularidad privada, para que sus hijos no sufran los efectos de retrasos que pueden llegar a acarrear secuelas para su salud. APACI sostiene, asimismo, que algunas fórmulas que la sanidad asturiana está poniendo en práctica para cubrir las deficiencias más perentorias, tales como recurrir a pediatras para atender dolencias cardiacas, «no son legales».

APACI hará pública su postura hoy, en una comparecencia ante los medios de comunicación en la que explicará por qué los responsables de este colectivo consideran un «total y absoluto abandono por parte del Gobierno del Principado de Asturias» hacia «los niños y niñas asturianos enfermos del corazón y sus familias».

La situación actual de la cardiología infantil en Asturias ya fue expuesta por LA NUEVA ESPAÑA en una información publicada el pasado 20 de enero, cuando Carlos Galcerán, diputado autonómico del Partido Popular, denunció que la carencia de este tipo de especialistas está generando una «gravísima situación» para las familias afectadas.

Por entonces, los responsables del Hospital Central de Asturias -único centro público de la región que dispone de cardiólogos infantiles- explicaron que la carencia de este tipo de especialistas es la consecuencia de «una situación impredecible, como es una baja de una profesional», y agregaron que, hasta aquel momento, no se había registrado «ningún contratiempo reseñable».

La dirección del centro sanitario ovetense admitió que se habían registrado «algunas alteraciones en las consultas», pero enfatizó que la atención ordinaria estaba siendo cubierta desde el servicio de pediatría y las pruebas diagnósticas más complejas desde el área de cardiología. Las explicaciones concluían indicando que los responsables del Central estaban gestionando la incorporación de «un profesional experto» que se haría efectiva «en los próximos días». Casi dos meses después, ese momento aún no ha llegado, según los responsables de APACI.

En los últimos años, la cardiología infantil en el Principado había sido atendida por dos profesionales del Hospital Central de Asturias, el único centro público dotado de esta subespecialidad a la que se suele acceder desde la pediatría o la cardiología. De esos dos médicos, uno de ellos fue jubilado de forma obligatoria el mes pasado, como consecuencia de la nueva norma del Principado que permite forzar el retiro de los facultativos que han cumplido 65 años. Pocos días más tarde, organizó una consulta privada en el Centro Médico de Asturias.

Entre tanto, la otra especialista tuvo que acogerse a una baja laboral. Galcerán subraya que la dimensión del trastorno que se causa a las familias con niños cardiópatas queda plasmada en el hecho de que «la sección de cardiología infantil del Hospital Central tiene una actividad asistencial con aproximadamente 4.500 consultas externas al año».

Según el portavoz popular en materia sanitaria, los responsables del servicio de pediatría del Central habían advertido «de la necesidad de seguir contando con el profesional que ha sido jubilado hasta disponer de otro profesional contrastado que pudiera sustituirle».

Juana Jara, de APACI, indicó ayer que también desde este colectivo se hizo llegar un aviso semejante, pese a lo cual el Servicio de Salud del Principado (Sespa) optó por jubilar al mencionado cardiólogo infantil el pasado 14 de diciembre, junto a 79 médicos más que ya habían cumplido 65 años.