Madrid, Efe

Un equipo de investigadores españoles han identificado la función cerebral de dos genes relacionados con la esquizofrenia, lo que permitirá profundizar en las causas de una enfermedad que padece un 1 por ciento de la población mundial y ayudará a diseñar fármacos más efectivos y específicos.

En concreto, han desvelado la función de los genes Nrg1 y ErbB4 y han demostrado que tienen un papel clave en el desarrollo de las conexiones de «las interneuronas inhibidoras de la corteza cerebral», que son neuronas que modulan y sincronizan la actividad de las neuronas principales en la corteza.

Este estudio, publicado en la revista «Nature», está dirigido por los investigadores Óscar Marín y Beatriz Rico, del Instituto de Neurociencias, un centro mixto que depende del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y de la Universidad Miguel Hernández de Elche.

La esquizofrenia, que en España padecen 300.000 personas, es un desorden complejo que interfiere con el funcionamiento de varios sistemas cerebrales necesarios para el razonamiento y el comportamiento social. Aunque sus aspectos más notables -pensamiento desordenado, delirios, alucinaciones, alteraciones afectivas, conductuales y del lenguaje- no se hacen visibles hasta el final de la adolescencia o la primera juventud se supone que la enfermedad tiene un fuerte componente genético, ya que se hereda en un 80 ciento de los casos. No obstante, según Óscar Marín, se sabe «poco» sobre sus causas. «Parece que se debe a la alteración simultánea de varios genes», explicó, y dos de ellos son Nrg1 y ErbB4, cuya «mutación en ratones de laboratorio produce alteraciones similares a las descritas en los enfermos de esquizofrenia».

Los dos genes objeto de análisis permiten, entre otras funciones, poner en marcha la actividad de las neuronas. «Por ello, si se pierde la función de estos genes, por ejemplo por una mutación, la corteza cerebral pierde inhibición, lo que da lugar a importantes desajustes funcionales», indicó Beatriz Rico.

Marín concluyó que «es la primera vez que tenemos datos específicos acerca de qué conexión puede estar afectada en la esquizofrenia» y, aunque no quiere decir que sea «el único defecto» implicado en la enfermedad, puede dar «una ventaja importante» a la hora de plantear tratamientos. «Nos podría ayudar a diseñar fármacos más específicos y eficaces», observó. Esta misma semana se hacían públicos, a través de las actas de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, los resultados de una investigación de científicos canadienses. Según ellos las mutaciones en el gen Shank3 podrían predisponer a algunas personas a la esquizofrenia. «Estamos convencidos de que próximos estudios validarán el gen Shank3 como marcador de la esquizofrenia», afirmó Guy Rouleau, de la Universidad de Montreal.