La Valeta (Malta), Agencias

El Papa «tenía lágrimas en sus ojos y me ha dicho que rezaría por mí». Joseph Magro es una de las víctimas de abusos sexuales por parte de sacerdotes católicos con las que Benedicto XVI se reunió ayer en Malta. «Fue un encuentro muy emocionante. Las víctimas llorábamos, los obispos lloraban y el Papa tenía lágrimas en sus ojos», relató Magro.

El encuentro se produjo en la Nunciatura de Malta, donde el Pontífice se encuentra en visita apostólica, tras la misa que ofició en la plaza de los Graneros de Floriana, en las afueras de La Valeta, y se prolongó durante veinte minutos.

El Papa, según informó el portavoz vaticano, Federico Lombardi, estaba profundamente conmovido por las historias que le narraron las ocho víctimas que asistieron al encuentro, y expresó «su vergüenza y pesar por lo sufrido por las víctimas y sus familias». Benedicto XVI rezó con ellos y les aseguró que la Iglesia «está haciendo y continuará haciendo» todo lo que esté en sus manos para investigar las acusaciones, «para llevar ante la justicia a los responsables de los abusos y para implementar medidas efectivas orientadas a salvaguardar a la gente joven en el futuro».

Las víctimas dieron cuenta de sus impresiones y de lo sucedido en la reunión con Benedicto XVI -que precisamente hoy celebra el quinto aniversario de su Pontificado- en un encuentro con los medios de comunicación, en un convento de monjas dominicas, en la localidad de Attard, a la que también asistió, en algunos momentos sin poder retener las lágrimas, un obispo maltés.

En el grupo que fue recibido ayer por el Papa estaba Lawrence Grech, hoy de 37 años. Él es uno de los diez muchachos del orfanato San José, de Santa Venera, que sufrieron abusos en la década de los años ochenta. «Hemos dado las gracias al Papa, ha sido una pesadilla que nos ha turbado durante años», confesó Grech, satisfecho de haberse quitado «un peso de encima». Su compañero Joseph Magro admitió que abusos a los que fue sometido en su infancia «siguen siendo algo muy difícil para mí, pero ahora estoy en paz con la Iglesia», y Enmanuel, otro de los niños del orfanato San José ya adulto, aseguró que su intención es «seguir luchando en los tribunales». «Muchos malteses piensan que hacemos todo esto para obtener dinero. Nosotros no queremos dinero, queremos justicia. No queremos que otros niños sufran lo que nosotros sufrimos», explicó.

Esta es la tercera vez que el Papa Ratzinger se reúne con víctimas de abusos sexuales. Ya lo había hecho antes, durante su viajes a Estados Unidos y Australia en 2008. En Malta, según el Vaticano, 45 sacerdotes han sido investigados por abuso de menores: 19 fueron declarados «sin fundamento» y 13 casos siguen abiertos; cuatro fueron sometidos a proceso canónico, declarados culpables y reducidos al estado laical y otros dos han muerto. Una decena de sus víctimas fueron niños del orfanato San José.