Oviedo, M. S. MARQUÉS

¿Hay más piezas del yacimiento de la Campa de Torres fuera de Asturias, como denuncia el arqueólogo Alfonso Fanjul, que asegura que así se lo comunicó Francisco Cuesta, actual director del Museo de Grandas y director en su momento de las excavaciones de la Campa Torres junto al fallecido José Luis Maya?

Fanjul, que participó en una de las campañas arqueológicas, tuvo después interés por realizar estudios de algunas de las piezas del horizonte más antiguo. Se puso en contacto con Cuesta y, según afirma, «me comunicó que esos materiales estaban en un domicilio privado en Barcelona y que no era posible su consulta».

Ahora, el arqueólogo se pregunta qué piezas son las que realmente han sido sacadas de Asturias y dónde se encuentran. Por la gerente de museos de Gijón se conoce que entre los materiales localizados no figuran algunos objetos, caso de las ánforas que ya habían sido dadas a conocer por los arqueólogos. Así las cosas, los expertos ven conveniente que la Consejería de Cultura «se interese por el paradero de dichos bienes de los que Francisco Cuesta debe tener conocimiento, según manifestó en alguna ocasión».

En el ambiente arqueológico, el caso de la Campa Torres no deja de sorprender, y no sólo a los que se manifiestan con su nombre y apellidos. Son muchos más los que prefieren no darse a conocer pero muestran su perplejidad por un caso para el que piden responsabilidades. «El estudio, catalogación y registro es lo que da el valor científico a una excavación, lo contrario sería expolio», afirman.

Las piezas que fueron descubiertas en la Campa Torres tras una puerta cegada por un armario representan el grueso de los contenidos de más de diez años de trabajo. Son un total de 8.322 registros, según el inventario encargado tras su localización por la Fundación Municipal de Cultura, pero el número de piezas es mucho mayor, porque cada registro corresponde a una de las pequeñas bolsas donde se introducen los restos, y muchas de éstas contienen más de una unidad, como sucede en el caso de los materiales cerámicos. Por tanto, las piezas recuperadas pueden sobrepasar la cifra de 20.000.

Una cuestión que no debe pasar desapercibida es que la Campa Torres es Bien de Interés Cultural (BIC) desde 1980, lo que incluye la especial protección que concierne tanto al espacio como a los objetos extraídos de las excavaciones. La ley del Patrimonio Histórico español en su artículo 42.2 «obliga a entregar los objetos obtenidos debidamente inventariados, catalogados y acompañados de memoria al museo o centro que la Administración determine». Requisito que no se ha cumplido en este caso si como se dice esa comunicación no consta en ningún sitio.