Era la primera actuación del Coro de la Fundación Príncipe de Asturias en Portugal y era, también, la primera salida al exterior de Teresa Sanjurjo como directora de la institución que otorga los premios del mismo nombre.

El balance es satisfactorio, según coinciden en señalar los responsables de la Fundación. El coro ofreció tres conciertos, dos de ellos en el marco del festival «Días de música en Belém», ambos en el gran auditorio, y otro en la residencia del embajador de España en Lisboa, el palacio de Palhava, el pasado viernes. La formación musical, en un gran momento vocal, bajo la dirección de José Esteban García Miranda, demostró, una vez más, su buen nivel musical y su capacidad de entrega. Si en el concierto de la mañana del sábado en Belém interpretó un programa arriesgado, con piezas de Brahms, Bruckner y Schubert, en el de la noche de ese mismo día, ante un público más numeroso, eligió un repertorio español y portugués, este último en homenaje al país anfitrión. Los intensos aplausos obligaron al coro asturiano a interpretar un bis. García Miranda decidió repetir «O que me diz o vento tropical», de Eurico Carrapatoso.

El Centro Cultural de Belém, un edificio moderno y funcional, era el pasado sábado un hervidero de gente para asistir a los treinta y dos conciertos programados en siete salas diferentes: desde alumnos de escuelas de música a programas clásicos, gospel o blues interpretados por orquestas y coros de todo el mundo. El de Belém es el gran festival musical del país, dura tres días y ayer se clausuró coincidiendo con el día de la fiesta nacional, 25 de abril.

En su tercer concierto en Portugal, el Coro de la Fundación Príncipe interpretó «Christus factus», de Vicente Goicoechea, «Ecce quomodo moritur justus», de Albert J. Alcaraz, «O vos omnes», de Pau Casals, «Tres epitafios», de Rodolfo Halffter, «Cantos de la Tierra», de Dante Andreo, «En toda la quintana» y «Vite, vite», de Benito Lauret, «Acordai», de Lopes-Graça, y el ya citado «O que me diz o vento tropical». El coro fue creciendo en intensidad vocal a medida que interpretaba las obras y realizó una magnífica versión de los «Tres epitafios». Hay que destacar la actuación del tenor José Manuel Rodríguez en la canción «En toda la quintana». El público se emocionó cuando comenzó a escuchar al portugués Graça. Fueron los reiterados aplausos finales los que obligaron a repetir la última obra portuguesa.

Como despedida de su estancia en Lisboa, Teresa Sanjurjo ofreció al coro una cena en el Palacete Chafariz d'el Rei, un singular y exclusivo edificio recientemente rehabilitado como hotel, con sólo tres suites y restaurado con exquisito mimo. Allí, los miembros de la formación y el resto de la delegación escucharon a Vanessa Alves, una desgarradora y joven intérprete de fados, que actuó acompañada por Ricardo Parreira y Marco Oliveira.

La directora de la Fundación Príncipe de Asturias está encantada con la acogida mostrada por todos sus interlocutores en Lisboa. Uno de sus objetivos es ampliar y consolidar la internacionalización de los galardones y Portugal es un país muy receptivo a la institución. En un encuentro informal con los medios de comunicación asturianos que asistieron a los conciertos, Sanjurjo avanzó la intención de trabajar en todas las direcciones y en nuevos países, como los integrantes del continente africano. La directora de la Fundación continúa desarrollando el plan que se trazó el pasado mes de diciembre, tras ser nombrada para el cargo: el de ver el recorrido completo de la Fundación en todo un año, para posteriormente decidir qué cosas deben modificarse o mejorar.

Sanjurjo verá este año por primera vez en directo la ceremonia de entrega de los galardones que ha seguido en otras ocasiones en la televisión. El próximo 11 de mayo comenzará la reunión de los jurados que habrán de elegir los premios de la trigésima edición.

En los últimos días, Sanjurjo estuvo acompañada por el secretario general de la institución, Juan Luis Iglesias Prada, un entusiasta del coro que acompaña casi siempre a la formación en sus citas internacionales. Como miembro del bufete de abogados Uría y Menéndez y como asturiano, Iglesias Prada contaba el sábado que el nuevo edificio del bufete en Lisboa, en el que trabajan unos ochenta letrados, lleva el nombre del asturiano Rodrigo Uría.