Madrid, Agencias

El Gobierno aprobó ayer la nueva ley de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación promovida por la ministra del ramo, Cristina Garmendia, sin haber logrado el visto bueno de los científicos, cuya principal entidad, la Confederación de Sociedades Científicas de España (COSCE), se mostró especialmente crítica con el proyecto. El Consejo de Ministros dio el primer paso, ahora el texto llegará al Congreso y tras la negociación parlamentaria la nueva ley, que sustituye a la de 1986, podría entrar en vigor a principios de 2011.

La ley de Ciencia diseña una carrera científica estable y sustituye las becas por contratos, entre otros aspectos. Pretende asimismo hacer más fluida la gestión de la investigación en España. El Gobierno estima que el nuevo reglamento propiciará la firma de contratos para ocho mil investigadores jóvenes.

Pero hasta que la ley sea publicada en el BOE habrá un camino no excesivamente sencillo para la ministra Garmendia. Los sindicatos UGT y CC OO manifestaron ayer su «no» al texto por considerar que no se había aceptado ni una sola de sus sugerencias. El PP lo calificó de «poco concreto», aunque matizó que sería «deseable» un acuerdo, la Asociación Española de Científicos augura que «no va a solucionar el problema de fondo» de la investigación nacional, mientras el presidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Rafael Rodrigo, aseguró que es un texto «equilibrado».

La ley de Ciencia se cocina en los despachos gubernamentales desde hace dos años. El pasado 12 de marzo el Consejo de Ministros aprobó el anteproyecto, un día después de las críticas razonadas de la COSCE a través, entre otros, del matemático asturiano Juan Luis Vázquez. Aunque el Gobierno aseguró entonces que trataría de buscar el máximo consenso antes del trámite que tuvo lugar ayer, los científicos no fueron llamados a negociar. La vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, calificó ayer la ley de «norma importante con la que España va a mejorar su capacidad para que el conocimiento se transforme en innovación, riqueza y progreso».

Los grupos en el Congreso, incluido el PP, ya habían manifestado no encontrar obstáculos insalvables para consensuar la ley.