Cannes (Francia),

Elisa CAMPO,

enviada especial

de LA NUEVA ESPAÑA

Cannes, «la patria de los artistas», le hizo un hizo un hueco a Asturias y a Avilés en su alfombra roja, de la mano de un proyecto internacional encabezado por el Centro Niemeyer. La presentación de la retrospectiva sobre Carlo di Palma, «Los colores de mi vida», que formará parte de la programación inaugural del equipamiento avilesino, se celebró con todo el glamour de los actos del festival de cine. Decenas de periodistas de distintos países recogieron en sus cámaras la emoción de la viuda de Carlo di Palma, Adriana di Chiesa, vestida de blanco solemne y flanqueada por las otras cuatro personas que presidieron el acto: el presidente del Festival de Cannes, Giles Jacob; el director de la Fundación Rossellini, Francesco Gesual; el concejal de Cultura del Ayuntamiento de Avilés, Román Antonio Álvarez, y el director del Centro Niemeyer, Natalio Grueso.

Y esa «patria de los artistas», como definió Jacob a Cannes, fue testigo de las promesas de colaboraciones futuras entre el Centro Niemeyer y la Fundación Rossellini, trufadas de agradecimientos y de palabras en recuerdo para el que está considerado como uno de los mejores directores de fotografía del último siglo, Carlo di Palma. El espaldarazo que supone para el Niemeyer la participación de Giles Jacob en este acto estuvo también reforzado por las palabras que le dedicó el director de cine Woody Allen, porque aunque su agenda no le permitió asistir a la presentación, sí que se reunió con Grueso y dejó unas frases de apoyo. A la presentación de la retrospectiva también acudieron directores de otros festivales de cine, como los de Toronto, Venecia y Moscú.

Según relató después Natalio Grueso, esta retrospectiva -que primero se verá en Avilés y después en Roma y en Nueva York- es la primera cooperación internacional del Niemeyer y el primer fruto de su filosofía de trabajo en red: «El futuro del centro es producir actividades culturales del primer nivel, exportables a todo el mundo»; pero, además, «Los colores de mi vida» también será un eslabón en el camino de conseguir que el centro avilesino sea autosostenible, ya que será fuente de beneficios. «El futuro tiene que ser el trabajo en red y el trabajo internacional, con ayuda de los mayores expertos del mundo en cada campo», sentenció Grueso.

Con varios meses por delante hasta que se inaugure el Centro Niemeyer, lo único que concretó ayer su director es que «Los colores de mi vida» será una de las «cuatro o cinco» grandes exposiciones temáticas anuales, pero no será la inaugural. El protagonista, Carlo di Palma, fue «un príncipe de la luz, un amigo y un compañero», en palabras de Jacob. «Él adoraba Cannes», señaló su viuda. Adriana di Chiesa aseguró que ha estado en Avilés varias veces. «Me encanta y creo que voy a ir más. Muchas gracias por el homenaje a Avilés, a Asturias y a España», dijo la viuda, que a renglón seguido otorgó a Román Antonio Álvarez el título de «ministro». El concejal aseguró que Avilés se está transformando gracias a la cultura.