Madrid, Agencias

Cada vez que un fumador saque un cigarro de su cajetilla verá, impreso en el cartón, su probable destino. Los paquetes de tabaco mostrarán con imágenes, fotografías e ilustraciones los efectos de ese hábito, unas veces delicadamente, con metáforas visuales como un cigarrillo arrugado para advertir de una posible impotencia sexual, y otras con todo realismo y crudeza, con tumores o intervenciones quirúrgicas. El Consejo de Ministros aprobó ayer un real decreto que además de establecer los contenidos máximos de nicotina, alquitrán y monóxido de carbono regula el etiquetado de las cajetillas.

Las imágenes irán acompañadas de textos e informarán de que el consumo de tabaco provoca, por ejemplo, cáncer mortal de pulmón, envejecimiento prematuro, cardiopatías y enfermedades cerebrovasculares. Advertirán que dejar de fumar reduce un 50 por ciento el riesgo de enfermedades coronarias e introducirán mensajes de protección de los niños frente al humo y de ayuda para dejar de fumar.

Las imágenes se irán alternando, para garantizar la aparición regular de todas las advertencias en una cantidad igual de unidades de envasado, y no sustituirán a las leyendas como «Fumar mata» y «Fumar perjudica gravemente su salud y la de los que están a su alrededor», que seguirán apareciendo en las cajas.

El real decreto establece una prórroga de 12 o 24 meses desde su entrada en vigor para que las tabacaleras sigan comercializando cajetillas de cigarrillos que, sin adecuarse a los cambios introducidos, se ajustan a lo que disponía hasta ahora la normativa vigente.

Bélgica fue el primer país de la Unión Europea en introducir las advertencias con imágenes en los paquetes de cigarrillos en 2006, seguido de Rumanía y de Gran Bretaña. Fuera de la Unión se aplica en 15 países, entre ellos, Canadá, Brasil y Australia.

Los países que han introducido en los envases de tabaco este tipo de advertencias han constatado su eficacia, al favorecer la reducción de su consumo o su abandono definitivo. Esta mayor eficacia se debe a que las advertencias en este formato llegan más fácilmente a las personas, incluso a las de bajo nivel de alfabetización, llaman más la atención y comunican mejor los riesgos sanitarios del consumo del tabaco.