Gerona

El párroco de San Miguel de Fluviá y San Mori de Gerona, Antoni Viñas, se presentó el pasado domingo ante sus fieles en la misa dominical en bañador y sandalias, con un cinturón y una camiseta. Intentaba simbolizar el arrepentimiento y la reconciliación comunitaria, pero causó sorpresa y estupor a los fieles, según informaba ayer el diario «El Mundo».

Ayudado por dos monaguillos, de espaldas al altar y frente a los primeros bancos, Antonio Viñas, que lleva once años en la parroquia, se sacó la casulla como forma de desprenderse de la dignidad sacerdotal y más tarde se quitó la camiseta. Algunos feligreses abandonaron muy molestos la celebración. Otro grupo de asistentes, entre ellos el alcalde del municipio, le invitaron a que continuara con la ceremonia y se olvidara de la flagelación. Viñas accedió y la misa continuó con normalidad.

La localidad celebraba la fiesta de las personas mayores, inscrita en la fiesta de La Espina. El sacerdote intentaba expresar ante los fieles el perdón de los pecados.

El Obispado de Gerona emitió el pasado lunes un comunicado en el que asegura que este mismo mes tomará una decisión sobre el futuro del párroco, siempre «buscando el bien de monseñor Viñas».