Oviedo, Eduardo GARCÍA

El 57% de los titulados de Formación Profesional en Asturias logra trabajo en el plazo de un año. La cifra la adelantaba LA NUEVA ESPAÑA la pasada semana y está incluida en la memoria del curso 2008-09 de la FP, de inminente publicación. Dieciséis de las veintiuna familias han arrojado el pasado año niveles de inserción laboral superiores al 50% de los alumnos titulados.

¿Cuáles son las claves del éxito, en un entorno económico especialmente duro? En este reportaje contestan los protagonistas, los asturianos de la FP que han encontrado trabajo a las primeras de cambio.

Leticia Cabo Iglesias. Riaño, 23 años. Estudió dos ciclos, el de Imagen (IES Aramo, en Oviedo) y el de Realización (Comunicación, Imagen y Sonido, en La Felguera)

«Acabé en 2009, hice las prácticas unos meses en una empresa de Gijón y me quedé allí unos meses. Cuando salieron unas plazas para la TPA me apunté y logré el trabajo. Soy de las que tiran para adelante. Trabajo de operadora de satélite, una especie de enlace entre la cámara y la TV. Voy con una furgoneta a los puntos en directo y envío imágenes desde allí. Además, tengo un bar en Riaño que ahora, con el trabajo, no puedo encargarme de él. Me echa una mano mi madre».

Joaquín Blanco Fernández. Ponferrada, 34 años. Estudió la carrera universitaria de Ingeniería Técnica y el módulo de Desarrollo de Proyectos Mecánicos, en el centro integrado industrial y de servicios de La Laboral, en Gijón.

«Empecé en la Universidad, pero aquello iba muy despacio. Me pasé a la FP y me encontré con una visión distinta, comencé a entender cosas que en la Universidad no eran capaces de enseñar. Y se me abrieron las puertas profesionales. Después terminé la carrera, pero era curioso porque la posibilidad de trabajar me llegaba más por medio de la FP que de la Universidad. En la Formación Profesional yo tuve ocasión de hacer mucha práctica, que, al final, es lo que te sirve. Trabajo para la Thyssen Krupp y estuve más de un año en la fábrica que la empresa tiene en China.

Priscila Torres Armas. Ecuador, 23 años. Estudió el módulo de servicios de restaurante y bar en la Escuela de Hostelería de Gijón.

«Llegué al mundo de la hostelería un poco como alternativa. En los estudios de FP que quería hacer, Comercio y Marketing, me quedé sin plaza. Me matriculé en Hostelería, acabé en 2008, hice las prácticas en el restaurante Crespo, en Gijón, y aquí me quedé. Me encanta el contacto con la gente y trabajar de cara al público. Yo les saqué mucho partido a los estudios porque había mucha práctica. Desde el primer año se colabora en el restaurante de la Escuela de Hostelería, y eso es clave porque los clientes exigen mucho, como es natural».

David Rumbero Tato. Gijón, 24 años. Estudió el módulo de Técnico Superior de Administración y Finanzas en el centro industrial y de servicios de La Laboral, en Gijón.

«Cuando me planteé estudiar este ciclo de FP sabía que había expectativas de trabajo, pero no me imaginaba que lo iba a encontrar tan pronto. En el sector de Administración hay mucha gente bien preparada, pero también mucha oferta. El problema es que escasea el trabajo estable. Terminé los estudios en junio de 2009, hice las prácticas en una asesoría laboral cubriendo una baja laboral, y mi jefa en aquel momento me recomendó para mi actual empresa, Industrias Metalúrgicas Ruiz (Inmer). Somos pocos, pero es una empresa muy activa con un nivel importante de exportación. Trabajo en lo que estudié, aunque la realidad empresarial te obliga a un esfuerzo para adaptarte».

Antonio Galán. Llanes, 24 años. Estudió el módulo de servicios de restaurante y bar en la Escuela de Hostelería de Gijón.

«Las prácticas que hice durante dos años en la escuela son fundamentales. No es lo mismo servir una mesa vacía que hacerlo con clientes. Yo tuve suerte con los profesores de la FP, gente que me enseñó mucho. Éste es un sector en el que cuando demuestras oficio y profesionalidad, el cliente lo agradece mucho, y para mí es muy reconfortante. Hice las prácticas en el mismo restaurante que después me contrató».