Las Palmas de Gran Canaria,

Cira MOROTE MEDINA

El archivo de Juan Negrín, con doscientos mil documentos de su etapa como ministro y jefe del Gobierno de la II República, además de cartas y objetos personales, regresa a España. La nieta de Negrín, Carmen, firmará hoy un convenio con el Cabildo canario cediéndole ese ingente material documental, que ha permanecido en París durante más de setenta años.

El archivo del político y fisiólogo canario se emplazará en el edificio de la antigua Caja de Reclutas de Las Palmas, una vez rehabilitado el edificio y convertido en museo. José Medina, presidente de la Fundación Juan Negrín, adelanta: «Es posible que dentro de un año ya se pueda acceder a este material». Los documentos, minuciosamente estudiados por historiadores como Ángel Viñas, Enrique Moradiellos, Gabriel Jackson o el grancanario Sergio Millares, son claves para devolver el lugar que le corresponde en la historia al político y fisiólogo canario, cuya figura fue denostada interesadamente durante los años del franquismo.

Se trata de legajos fechados entre los años 1936 y 1956 y entre los que se encuentran, entre otras cosas, las cartas de entrada y salida del Gobierno republicano en el exilio durante los dos años y medio de la Guerra Civil, lo que, según Sergio Millares, «ha servido para reconstruir la historia contemporánea de España».

La polémica sobre cuál debía ser el destino de los papeles ha quedado zanjada con la decisión de la familia, que tiene claro que es en Gran Canaria donde deben estar, dando por supuesto que una copia se guardará en el archivo histórico de Salamanca. Fue Carmen Calvo, durante su gestión como ministra de Cultura (2004-2007), quien autorizó este traslado.

La documentación demuestra, entre otras cosas, que Juan Negrín no se llevó el famoso oro a Moscú para beneficio personal, sino para convertirlo en divisas y poder comprar armas para la guerra. Pero hay más. En estas cartas se pueden dilucidar los apoyos con los que contó la República durante el conflicto bélico. Según Millares, que ha tenido oportunidad de revisarlos, prueban que el Gobierno legítimo quedó abandonado por la comunidad internacional y que sólo el presidente mexicano Lázaro Cárdenas apoyo a Negrín y envió armas.

Juan Negrín escondió los documentos de la II República en su casa parisina durante la ocupación nazi, para evitar que los colaboracionistas se apoderaran de ellos y los esntregasen a Francisco Franco, que los hubiera usado, sin duda, para represaliar a los vencidos en la contienda civil.

Al final de la guerra una parte considerable de los documentos del Gobierno legítimo de España pasó la frontera francesa y fue custodiada por por Negrín en la capital gala hasta su muerte, en 1956. A esos documentos oficiales se sumaron los de carácter personal, hasta llegar a los doscientos mil que conforman su legado y que constituyen un «tesoro que ha reescrito la Historia», según Sergio Millares.

En los años sesenta y setenta Gabriel Jackson y Juan Marichal «intentaron infructuosamente» consultar el archivo, cuenta el historiador. Fue en los noventa cuando entró en escena la Fundación Juan Negrín, que contactó primero con el hijo del ex presidente y que, tras su fallecimiento, mantuvo la relación con su hija Carmen, nieta del presidente del Gobierno de la República. «No es descabellado decir que la Fundación tiene el mérito de haber facilitado la tarea a los investigadores que querían dar otra visión de lo que pasó en la Guerra Civil», reconoce Sergio Millares.