Coreógrafa, bailarina y directora de «El jardín de las delicias»

Gijón, E. G. SALUEÑA / Á. C.

Blanca Li presentará hoy, a las 20.30 horas, en el Jovellanos, «El jardín de las delicias». Un espectáculo inspirado en la obra que pintara El Bosco y sobre el que la directora y coreógrafa granadina afirma que será «una interpretación con sorpresas; algo más que danza».

-Su relación con la obra de El Bosco se remonta a hace años.

-Fue en una visita con el colegio al Museo del Prado, cuando apenas tenía 12 años. «El jardín de las delicias» me impresionó porque para un niño es como un cuento. Tiene un montón de personajes, colores animales. Hay como malos, buenos, monstruos... Se me quedó grabado.

-¿Cómo fue el proceso de composición y adaptación de las pautas estéticas de la obra?

-Hemos trabajado casi como si fueran dos espectáculos. Hay una parte ligada al cuadro, creada junto a Eve Ramboz, que ha hecho animaciones del lienzo de El Bosco cogiendo los personajes y poniéndolos en vida. Porque la concepción de la obra la hicimos juntas.Yo grababa las coreografías, se las mandaba y ella animaba uno de los personajes con los movimientos que le había trasladado. Toda la parte coreográfica está hecha con movimientos animales. En la otra parte de la puesta en escena yo evoco el mundo contemporáneo y sus obsesiones.

-¿Hay algún tipo de lectura crítica con la sociedad actual en esa dicotomía entre paraíso e infierno?

-Me he quedado más con la parte que evoca el paraíso terrestre que con la del infierno. Tocamos obsesiones actuales como el dinero o el sexo. Un montón de cosas que están presentes en nuestra vida cotidiana, y que se mezclan con las inquietudes de El Bosco. Porque muchas casi son las mismas.

-¿Cómo se entrecruzan la mirada de El Bosco y la suya?

-Veo la obra de un artista que era muy libre y capaz de seguir siéndolo en un mundo en el que sería bastante peligroso. Consiguió hacer lo que quería, mientras a otros quizá les hubieran cortado la cabeza. Ahora sigue siendo igual de difícil crear, aunque no nos corten la cabeza, sin dejarse llevar por los mercados o las modas y por el arte subvencionado que impone un cierto comportamiento a los artistas.

-¿Ha sido complicado aunar el trabajo de bailarines, componente escénico y musical?

-Tiene muchos elementos que deben funcionar a la vez. Los bailarines también tienen que cantar e interpretar. Juntarlo con la música en vivo y los elementos visuales es complejo, y es algo que tiene que funcionar cada noche.

-Usted aporta un valor añadido a la dirección y coreografía, ya que participa en el reparto.

-Estoy en el escenario todo el espectáculo. Hago unos personajes divertidos y hasta una canción muy cabaretera. La experiencia que tenemos es que la gente sale muy sorprendida.