Ya estamos en plena salsa española, una mezcla de envidias y rivalidades futbolísticas con bulla, mucha bulla, que termina en razonamientos filosóficos de este tenor: «¡Que se vayan a la mierda!», como mínimo. Sí, empieza la caza de la selección tras un largo tiempo de piropos, la otra versión de la salsa española. Cuando la cosa va bien y hasta regular, somos los mejores, somos los únicos que cuidamos el fútbol; somos, en fin, los reyes del mambo. Apurando la jugada se podría conceder un pase a este tipo de salsa. Al fin y al cabo, es lanzar flores a los de casa y soñar que somos campeones a diario. La cosa se pone fea cuando empezamos a criticar a los demás. Y no nos cortamos: leña al fútbol «rácano» de Italia (vigente campeona del Mundo y cuatro copas en total), a Alemania (tres Mundiales), Argentina (dos)... De Uruguay, ni hablamos (y tiene un par). Sí, hombre, sí, hay que ensalzar a la Roja y todas su virtudes, que seguro que sacará a relucir en el siguiente partido. Pero sin faltar a los que ya lo ganaron todo, «plis». Que seguro que ahora hay un descojone general en estos equipos.