Cardiólogo infantil del Hospital Central de Asturias

Oviedo, P. Á.

Antonio Sánchez Andrés, salmantino, tiene 32 años. Se ha formado en pediatría y cardiología pediátrica y ha completado su adiestramiento en Toronto. En los últimos tiempos ejerció como médico adjunto en el Hospital La Fe de Valencia. Acaba de incorporarse al Hospital Central de Asturias, lo que le convierte en el único especialista en Cardiología Infantil de la sanidad pública asturiana.

-Casi puede calificársele como «el médico más esperado».

-Lo único que sé es que se había generado una situación determinada a causa de unas circunstancias que no conozco. Me contaron que necesitaban con urgencia un cardiólogo nuevo, ya formado. Yo estaba estudiando varias posibilidades y al final el proyecto de futuro que más me gustó fue el que hablé con el doctor Fernando Santos. Es un proyecto muy interesante, pero muy dependiente de presupuesto, ya que los equipos con los que contamos están obsoletos y requieren una renovación inmediata.

-Su especialidad es poco conocida.

-Los pediatras somos los hermanos pequeños de la medicina moderna. La pediatría es una especialidad muy sensible desde el punto de vista social, pero por razones diversas cuenta menos que otras. Y la cardiología pediátrica es una especialidad muy compleja, que no puede hacer cualquier persona y que requiere una formación que aún no está completamente reglada por el Ministerio de Sanidad.

-En Asturias no hay cirugía cardiaca infantil. ¿Es necesaria?

-Sólo la hay en algunos hospitales de referencia de España, y estoy totalmente de acuerdo con que sea así. En esta especialidad es importante tener experiencia acumulada.

-Usted es el único cardiólogo infantil de la sanidad pública asturiana. ¿Es suficiente?

-No. Hacen falta dos o tres especialistas. Si se tratara de ofrecer lo que se hacía hasta ahora, bastaría uno, pero en adelante vamos a ofrecer más técnicas y más servicios.

-¿Es muy distinta la cardiología infantil que la del adulto?

-No tienen absolutamente nada que ver.

-En teoría, simplemente se trata de dominar un corazón de tamaño muy pequeño.

-La mayoría de las cardiopatías del adulto se dan en corazones normales, sobre todo en las arterias coronarias, las válvulas y el músculo cardiaco, y el sistema eléctrico (arritmias). Sin embargo, en el niño, aunque pueden darse todas ellas, la mayoría se deben a anomalías de la estructura del corazón, por lo cual podemos diagnosticarlas desde la época prenatal.

-¿Para cuándo la cirugía cardiaca intrauterina?

-Hay cardiopatías que se están intentando tratar intraútero, con resultados todavía insatisfactorios, pero que van progresando. A día de hoy, la cirugía cardiaca intrauterina es una quimera. Se hacen algunos procedimientos intervencionistas, por ejemplo apertura de válvulas cardiacas que no abren bien.

-¿Qué porcentaje de malformaciones son diagnosticables y fácilmente resolubles?

-Hay cardiopatías que se llaman simples, y dentro de ellas algunas no requieren tratamiento por su evolución natural benigna; otras requieren tratamiento que en la mayoría de las ocasiones es curativo. Sin embargo, las cardiopatías denominadas complejas, que se diagnostican fundamentalmente en epoca neonatal, suelen requerir más de un procedimiento, y en muchas ocasiones no se trata de intervenciones curativas, sino paliativas. con vistas a ofrecer mejores opciones terapéuticas en el futuro.

«La cardiología pediátrica no tiene absolutamente nada que ver con la del adulto»