Oviedo, E. F.-P.

«No se sabe el número de afectados y jamás se sabrá», se resigna el presidente de la Asociación de Víctimas de la Talidomida en España (Avite), José Riquelme. También él lleva en su cuerpo la herida de aquel medicamento -nació sin la pierna derecha-.

A pesar de todo, de la dificultad de hacer un recuento exacto después del tiempo transcurrido, la asociación insiste en conocer la cantidad de talidomida que se vendió en España en los años cincuenta y sesenta. «Este dato es determinante para conocer el número aproximado de casos reales en España, todavía hoy ocultos. Pero el laboratorio responsable no contesta», indica. Riquelme se refiere a la empresa alemana Chemie Grünenthal.

La Administración sólo reconoce los casos registrados entre 1960 y 1965 pero Riquelme objeta que el medicamento se puso a la venta en 1957. «La introducción de la talidomida en el mercado europeo está fechada el 1 de octubre de 1957, por tanto es inadmisible que sólo se reconozca en España a los nacidos con malformaciones entre 1960 y 1965», critica.

Las ayudas aprobadas por el Gobierno español son, a juicio de la asociación, muy insuficientes. «En todos los países donde hay afectados se consiguió el reconocimiento de muchos más derechos», comenta Riquelme. En Italia, Alemania, Reino Unido, Suecia, Japón o Brasil, sostiene, los damnificados por la talidomida se benefician de pensiones de carácter vitalicio.