Oviedo, P. RUBIERA

Francisco Ruiz Tilve (Oviedo, 1909-1988) nació en la ovetense plaza del Fontán. Desde pequeño le interesó el dibujo y, con 17 años, se trasladó a Madrid para estudiar arquitectura. Los avatares de la vida le devolvieron a su Oviedo natal, ciudad en la que trabajó como delineante, por las mañanas en la antigua Diputación Provincial y por las tardes en el estudio de los arquitectos Julio Galán Carbajal y de su hijo, Julio Galán Gómez. Tras la Guerra Civil, Ruiz Tilve se aficionó a la fotografía. Fotógrafo de gustos definidos -la montaña, las estampas de Oviedo, la vida rural, la arquitectura, los puertos de mar, los ríos y los bodegones fueron sus asuntos predilectos-, a su muerte dejó una interesante colección que sus hijos y herederos, Carmen Ruiz-Tilve Arias, cronista oficial de Oviedo, y Francisco Ruiz Arias donaron al Museo del Pueblo de Asturias.

Integrado por casi seis mil negativos en blanco y negro, siete álbumes con los contactos de los negativos, y unas 5.500 diapositivas en color, además de una colección de libros y revistas de fotografía, el archivo constituye un ejemplo de inquietud artística y pasión por la tierra.

Una selección de estas fotografías podrá verse a partir del día 15 en el edificio histórico de la Universidad de Oviedo, en una exposición organizada por el Museo del Pueblo de Asturias, institución dependiente del Ayuntamiento de Gijón, en la que también colaboran el Ayuntamiento de Oviedo y Cajastur. Con este motivo, se ha editado un catálogo, en el que el estudioso Francisco Crabiffosse Cuesta, a partir de la personalidad de Francisco Ruiz Tilve, analiza una época de la fotografía asturiana estrechamente vinculada al asociacionismo. Ruiz Tilve fue socio de Agora Foto Cine Club.

En el libro también se incluye un texto de su hija Carmen Ruiz-Tilve en el que traza los rasgos de la biografía de su padre. «Montañero y andarín incansable, siempre, hasta sus últimos días, con la curiosidad juvenil por las cosas nuevas, gran conversador y cordial con todos, plasmaba con su objetivo todo lo que le parecía interesante, y así, las personas y las cosas quedaban atrapadas para siempre sirviendo desde entonces, y especialmente ahora, con el paso de los años, de excepcional testigo para la conservación y el conocimiento de nuestro propio patrimonio paisajístico, artístico y humano», escribe su hija.

En lo que respecta al trabajo fotográfico, Ruiz Tilve fue un autodidacta. Pero como ocurre con todos los aficionados, según subraya Crabiffosse, «su historia fotográfica es un camino solitario, una ruta en la que después hallará a quienes comparten con él semejante origen hasta agruparse en algún grupo o asociación, que entonces solamente existe en el contexto de una alianza útil con los amantes de la montaña».

Crabiffosse compara la trayectoria de Ruiz Tilve con la de otro montañero-fotógrafo, José Ramón Lueje. Ambos forman parte de ese grupo para los que «la fotografía está íntimamente unida a su atracción por la montaña, empleándola como preciso medio documental, y como instrumento para crear una identidad artística desde las potencialidades de un repertorio inagotable».

El papel de Agora Foto Cine Club y su ingreso, en 1957, como socio de AFAL y suscriptor de su revista, aparecen como fundamentales en la trayectoria fotográfica de Ruiz Tilve. No es sólo el paisaje lo que le apasiona, también las luces primeras, el silencio y los recursos vanguardistas. «Es un exponente magnífico de su generación: una promoción de fotógrafos asturianos que desde la vocación individual supieron agruparse para recuperar desde las cenizas el papel de la fotografía, haciendo memoria de la Asturias de su época con la voluntad de transmitir un legado inmaterial», escribe Crabiffosse.