Londres

Benedicto XVI habló ayer en Westminster, en el mismo lugar en el que en 1535 el teólogo y canciller del rey Enrique VIII, Tomás Moro fue condenado a muerte y finalmente decapitado por no abjurar de la fe católica. El lugar de la condena fue la llamada Westminster Hall, la parte más antigua del Parlamento británico, construida en estilo gótico en el siglo XI. Moro, un hombre muy cercano en su día al monarca británico, fue acusado de alta traición por no reconocer al rey como cabeza de la Iglesia inglesa.

En 1935, justamente cuatro siglos después de su muerte, fue canonizado por la Iglesia católica.