Oviedo, Pablo GALLEGO

En 1954 Julián Orbón comenzó a dar clases de composición en la Universidad de Columbia (Nueva York). El compositor asturiano (Avilés, 7 de agosto de 1925-Miami, 21 de mayo de 1991) había sido premiado, con sólo 29 años y junto al mexicano Carlos Chávez, en el Festival Internacional de Caracas (Venezuela) de ese año por la obra «Tres versiones sinfónicas», que le abrió las puertas de los Estados Unidos. Ahora, a las puertas de celebrar el 20.º aniversario de su fallecimiento, su música volverá a Nueva York. El director venezolano Gustavo Dudamel ha elegido las «Tres versiones sinfónicas» de Orbón como parte del programa que la Filarmónica de Viena tocará, el próximo sábado 2 de octubre, en el Carnegie Hall de la Gran Manzana estadounidense.

«Dudamel conoció la música de Orbón a través de su maestro José Antonio Abreu, con el que mi tío entabló una gran amistad», explica Armando Orbón, guitarrista y sobrino del compositor avilesino. Él representa el vínculo con Asturias de Orbón, considerado por el director y compositor mexicano Eduardo Mata como «el único compositor verdaderamente hispanoamericano de nuestros tiempos», al haber logrado integrar en su música «los elementos más puros de ambas orillas del Atlántico». Al otro lado, en Estados Unidos, están los dos hijos de Julián Orbón, Julián y Andrés Orbón Vecino.

Las «Tres versiones sinfónicas» sonarán en nueva York pocos días después de su presentación en el Festival de Lucerna (Suiza), también con Dudamel a la batuta de la Filarmónica vienesa. El Carnegie Hall es uno de los templos internacionales de la música sinfónica, y en él quienes asistan al concierto descubrirán la mezcla «orboniana» de ritmos españoles, cubanos y africanos que impregnan las «Tres variaciones sinfónicas». «Con Alberto Ginestera o Juan José Castro, Orbón representa una etapa de auténtico esplendor en la música latinoamericana», afirma su sobrino.

Julián Orbón llegó a Cuba, a una resplandeciente Habana, de la mano de su padre, Benjamín Orbón Corujedo (Avilés, 1879-La Habana, 1944), pianista, pedagogo y compositor. El primer Orbón avilesino en Cuba fundó allí un Conservatorio con su apellido. En 1944, sólo un año antes del concurso de Caracas, Julián Orbón ya era su director.

Armando Orbón subraya la importancia del jurado -liderado por el brasileño Heitor Villa-Lobos- que premió las «Versiones sinfónicas», la composición más interpretada del, por otra parte, corto catálogo del avilesino. «Hacía muchas más cosas, además de componer», apunta su sobrino, que destaca «su profundo estudio de la obra de Wagner» o «las clases de gregoriano» que impartió en Colombia, «pero, sin duda, sus "Versiones sinfónicas" representan la parte de su vida pasada en Cuba».

En el concierto del próximo sábado en Nueva York -en el que también figuran la obertura de «La Gazza ladra» de Rossini, el «Divertimento para banda sinfónica» de Leonard Bernstein y la «Pavana para una infanta difunta» y el «Bolero» de Ravel-, Gustavo Dudamel y la Filarmónica de Viena recorrerán las «Versiones» de Orbón. Desde la «Pavana» que abre el trío -inspirada en una obra del vihuelista español del siglo XVI Luis de Milán-, los músicos pasarán al son cubano en «Conductus», y de ahí, a «Xylophone». Según su sobrino, la última es «la más corta y más espectacular de las tres», y nació tras la visita a La Habana de una coral africana.

Desde La Habana y Miami, Julián Orbón visitó Asturias en tres ocasiones: la primera, en 1967; después, en 1973 y, por última vez, en 1986, año en el que fue nombrado hijo predilecto de Avilés, su ciudad, y cuyo Conservatorio lleva el nombre del compositor. El 12 de mayo de 1991, ocho días antes de morir Julián Orbón, la flamante Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias (OSPA), dirigida aquel día por Doron Salomón, elegía las «Tres variaciones sinfónicas» como parte de su primer concierto. Las mismas que después grabaría la Sinfónica asturiana, ya bajo la dirección de Maximiano Valdés, y con las que el próximo sábado la música de Orbón volverá a sonar en Nueva York.