Oviedo, M. S. MARQUÉS

«Francisco Ayala sentía poca simpatía por los nacionalismos, los localismos y la demagogia, fue siempre un demócrata preocupado por defender la libertad individual». El poeta y catedrático de Literatura Luis García Montero se adentró con éstas y otras consideraciones en la personalidad de Francisco Ayala, un intelectual con el que mantuvo largas conversaciones durante muchos años.

García Montero fue junto con la hispanista Carolyn Richmond, viuda del escritor, y el profesor Alberto San Agustín, bajo la tutela de Josefina Martínez, directora de la cátedra Alarcos, el encargado de continuar ayer la conversación ofrecida por el autor de «El jardín de las delicias» el 14 de junio de 2006 en el Paraninfo de la Universidad de Oviedo.

El poeta granadino trazó un retrato de Ayala como pensador, ensayista y crítico literario, un recorrido del que subrayó uno de los rasgos de toda su obra: la preocupación por la condición humana. Como buen conocedor de toda la obra ayaliana y reciente autor del prólogo de uno de los volúmenes de las «Obras completas», el dedicado a sus escritos biográficos, García Montero señaló como columna vertebral de sus memorias lo que llama «los momentos de decisión». «Me resultó curioso ver cómo elaboraba sus recuerdos a partir de esos momentos en los que tenía que tomar decisiones».

Habló también del Ayala escritor moral (que no moralista) y de la estrecha relación que le permitió conocer sus opiniones sobre la vida y la realidad y observar cómo intentaba dar respuestas al mundo. «Para mí era interesante hablar con una persona que había asistido al estreno de "Mariana Pineda", de Federico García Lorca, o militado en el primer partido republicano de Azaña, alguien que vivió los acontecimientos más importantes del siglo XX y seguía buscando respuestas para entender el mundo».

García Montero describió a Ayala como un intelectual «generoso», alguien que «no trató de ponerse medallas y que regresó del exilio planteándose lo que se podía hacer por el futuro de España».

Carolyn Richmond evocó algunos de los viajes que realizó con su esposo a Oviedo, una ciudad a la que le gustaba venir. «Aquí vivimos momentos históricos. Estuvimos el día de la manifestación contra el golpe de Estado del 23-F y fue conmovedor ver a los ovetenses manifestándose pacíficamente». Hubo muchos más viajes. Uno que no se le olvida a la hispanista es «el de la no conferencia a causa de una manifestación de partidarios del bable que irrumpió en el Paraninfo». Richmond vivió aquel episodio verdaderamente asustada, según relató ayer. Después comentó anécdotas y recuerdos de la visita que coincidió con la entrega del premio «Príncipe de Asturias» y otros viajes motivados por la lectura de tesis.