Oviedo, M. S. MARQUÉS

«La rosa es el camino final de la obra de Luis Fernández, es el resumen: una elegancia tan clásica, tan austera, tan trágica?». Alfonso Palacios, profesor de Historia del Arte y autor de los dos primeros volúmenes dedicados a la obra del pintor asturiano, sintetiza así una trayectoria vital y creativa que queda plasmada en ese «lienzo delicado y grave». La rosa de Luis Fernández resultó, entre muchas obras, la elegida para la portada del catálogo razonado -financiado por la Fundación Azcona y promovido por el Museo de Bellas Artes- que se presenta pasado mañana, martes, a las 12 del mediodía, en el propio museo.

El estudio es la continuación de los dos volúmenes presentados en 2008 que recogen la vida, obra e ideas artísticas de Luis Fernández, acompañados de un apéndice documental. Ahora, el catálogo se convierte en la segunda parte de dicha producción y aún queda por hacer una tercera que se encargará de la edición crítica de los manuscritos inéditos, en su mayoría en poder del Museo de Bellas Artes de Asturias.

A través de más de quinientas páginas, el catálogo incluye, si no todas las obras, sí al menos las conocidas, consiguiendo convertirse en una herramienta de trabajo imprescindible para acercarse al artista. «A partir de aquí se pueden hacer todos los trabajos posibles sobre el artista», comenta Palacios.

Estamos ante un trabajo exhaustivo y hecho con detalle, que profundiza todo lo posible en su obra. Al estudio del título, datación, soporte y datos de la colección se unen las fichas acompañadas de un comentario de la propia obra. «He buscado un equilibrio entre lo dicho en los dos primeros volúmenes y lo que se dice en éste, buscando que no se repitan datos y tratando de ofrecer una información complementaria».

Palacios tenía un objetivo claro: fijar la evolución del artista. En el libro se precisa la fecha de muchas obras, dato fundamental para apreciar la evolución del artista; una transformación que, según el estudioso, se va percibiendo según se van pasando las hojas. «La visión de su obra completa deja en evidencia que estamos ante un artista de la máxima importancia en el arte del siglo XX, un pintor singular que realizó hasta el final de su vida una obra de altísimo interés».

Los catálogos conocidos hasta ahora sobre la obra de Luis Fernández recogían alrededor de 270 obras, número que se duplica en el volumen actual. Estructurado en tres apartados, el primero está dedicado a dibujos, pinturas y grabados; otro incluye pintura mural y escultura, y el tercero presenta una selección de los croquis con los que el pintor solía acompañar las reflexiones que volcaba en sus manuscritos personales.

A la vista de lo conseguido con este nuevo volumen, Palacios no dejar pasar la oportunidad de subrayar la importancia de la apuesta de la Fundación Azcona, que con éste suma ya cinco catálogos editados, una tradición muy extendida en el mundo anglosajón y en Francia, no así en España. «Ya era hora de que una institución se diera cuenta de su importancia y apostara por este tipo de trabajo de investigación, el más importante y complejo que se puede hacer sobre un artista», subraya.

Luis Fernández nació en Oviedo en abril de 1900 y murió en París en 1973, ciudad a la que se trasladó muy joven y donde desarrolló la mayor parte de su vida artística. Su obra fue evolucionando hacia un mundo personal y hermético, en el que destaca la manera lenta y analítica con la que se enfrenta al cuadro y al boceto. En los últimos años -y sobre todo después de su muerte-, Fernández ha gozado de un reconocimiento que no le sobró en vida. Oviedo, su ciudad natal, le dedicó varias muestras, así como la realización de biografías y otros textos que recogen su experiencia creativa. Ahora, la edición del catálogo razonado trae de nuevo a Oviedo a Luis Fernández, cerrando a sí un círculo que se inició hace un siglo.