Santiago, P. R. / Agencias

Benedicto XVI comparó ayer el «anticlericalismo fuerte y agresivo» de la España de los años 30 del pasado siglo con la laicidad de los tiempos actuales. El Papa realizó estas manifestaciones a bordo del avión que lo trasladaba a Santiago de Compostela y en respuesta a las preguntas que los periodistas le habían hecho llegar con anterioridad. El Santo Padre dijo que había pensado en España cuando decidió crear hace unos meses un dicasterio para la nueva evangelización, un país de «pleno dinamismo» en el que están presentes «las fuerzas de la fe y el desafío por la fe».

«He pensado en el mundo entero pero, sobre todo, en Occidente con su secularismo y laicidad, por lo que hay que renovar la fe para responder a esa laicidad», dijo el Santo Padre, y añadió que se trata de un problema que sufren tanto España como Francia, la República Checa y el Reino Unido.

El Pontífice dijo a los periodistas que viajaba como peregrino y subrayó «el amor que siente por España». Tras destacar que España siempre ha sido un país originario de la fe y exportador de la misma y que el nacimiento del catolicismo en el Renacimiento se debe a este país, citando a figuras como San Ignacio de Loyola, Teresa de Ávila y San Juan de la Cruz, se refirió a la España actual.

«Pero igualmente es verdad que en España ha nacido una laicidad, un anticlericalismo, un secularismo fuerte y agresivo como se vio en la década de los años treinta. Y ese enfrentamiento, disputa, entre fe y modernidad ocurre también hoy de manera muy vivaz».

En medio de una intensa niebla, el avión del Papa aterrizó en el aeropuerto de Lavacolla, en Santiago de Compostela, a las 11.25 horas, donde fue recibido al pie de la escalerilla por los Príncipes de Asturias y cientos de fieles, entre gritos de «¡Viva el Papa!».

Tras su llegada, el Papa leyó el primero de sus discursos y a continuación recibió en audiencia privada a los Príncipes y al vicepresidente primero del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, con quien compartió la preocupación por la crisis económica y reafirmó las «buenas relaciones» que existen entre España y el Vaticano.

Por ello, el Gobierno mostró ayer su «sorpresa» aunque evitando polemizar por sus palabras sobre el anticlericalismo español. El Ejecutivo, a través de un portavoz, afirmó que no desea hacer comentarios sobre esas apreciaciones, defiende la libertad de expresión e insiste en que va a mantener una total colaboración para que la visita de Benedicto XVI, que hoy continúa en Barcelona, sea un éxito.

En ese contexto, subrayó la «cordialidad» de la reunión mantenida con Rubalcaba, la presencia de varios ministros en los actos que se desarrollarán y la entrevista que hoy mantendrá el Pontífice, en la capital catalana, con José Luis Rodríguez Zapatero.

Además, garantizan que no van a afectar lo más mínimo al pleno apoyo que se va a dar a la organización de la Jornada Mundial de la Juventud que se celebrará en Madrid en agosto de 2011.

Fuentes de la dirección del PSOE evitaron también entrar en polémica con el Santo Padre y emplazaron al final de su visita para hacer un balance de la misma.

Por su parte, el coordinador general de IU, Cayo Lara, dijo respecto a las palabras del Papa que es la Iglesia la que conserva la mentalidad que tenía durante la dictadura franquista al seguir manteniendo su rechazo al uso del preservativo o de la píldora del día después cuando están ya asumidas por la sociedad. Todo ello, opinó Lara, «sitúa a la Iglesia en una posición de una especie de nacionalcatolicismo que teníamos en el período de la dictadura española».