Oviedo, Elena FDEZ.-PELLO

El Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) es uno de los 12 centros sanitarios que participan hoy en una campaña nacional para concienciar a los fumadores del peligro de su adicción y asesorarles sobre cómo superarla. Cada año, en Asturias, mueren 2.500 personas por enfermedades relacionadas con el tabaco, según el observatorio sobre drogas, y no sólo de cáncer de pulmón que, según los últimos datos, se cobra 560 víctimas al año. El coste mortal del tabaco también se salda en enfermedades cardiovasculares, enfisema, EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica) y cánceres de laringe, boca, vejiga y mama.

Para intentar mejorar las estadísticas y en colaboración con el laboratorio farmacéutico Pfizer, el HUCA organiza durante la mañana de hoy, simultáneamente al resto de los hospitales participantes, una jornada abierta a los fumadores. Se les ofrecerá la oportunidad de someterse a varias pruebas, que se realizarán en el vestíbulo del Hospital Covadonga: un test de adicción a la nicotina, una coximetría -que detecta la pérdida en la capacidad de oxigenación-, un examen de la edad pulmonar y una simulación en la que el fumador podrá contemplar cómo será su propia cara dentro de unos años si sigue con su hábito.

Los resultados de todas esas pruebas se les entregarán en un «pasaporte», un documento pensado para que acudan con él a su médico de cabecera si quieren pedir ayuda para solucionar su adicción.

Pruebas similares se practicarán en los otros once hospitales que participan en esta campaña: el de Son Dureta (Mallorca), el de Cruces (Bilbao), De Bellvitge (Barcelona), La Coruña, Canarias (Tenerife), Virgen del Rocío (Sevilla), el doctor Negrín de Las Palmas, el Reina Sofía de Córdoba, Puerta de Hierro en Madrid, La Fe en Valencia y el Lozano Blesa de Zaragoza.

«El tabaquismo es una epidemia», sostiene el neumólogo Carlos Escudero, que presidió durante años el Comité de Tabaquismo de la SEPAR (Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica), y los jóvenes y las mujeres cada vez fuman más. Los primeros, observa, se comportan con el tabaco de forma similar al alcohol: con consumos sociales y de fin de semana, sin reparar en las trágicas consecuencias de esa iniciación. «Lo del cáncer de pulmón es dramático, de cada cien enfermos 95 han fumado», afirma Escudero. Él apuesta por «las campañas de prevención duras», asegura que «funcionan» siempre que sean «continuadas en el tiempo», y es partidario de la prohibición generalizada del tabaco en todos los espacios públicos.

Otro neumólogo, Jaime Martínez, advierte de que cuánto antes se haya empezado a fumar y más tabaco se consuma más riesgo se corre de contraer un cáncer. «A menudo quienes quieren dejar de fumar no saben dónde deben acudir», reconoce. Él aconseja ir al médico. «El 2 por ciento de quienes recurren a él lo deja en menos de un año, el porcentaje no es alto, pero en términos absolutos es una cifra importante», informa.

Los hábitos tabáquicos de los asturianos no se diferencian de los del resto de España, asegura Escudero, y algunos de los beneficios de abandonar ese hábito son inmediatos: se respira mejor y aumenta la capacidad de esfuerzo, el riesgo de infarto también se reduce pronto y el de padecer cáncer va disminuyendo paulatinamente. El neumólogo hace una reflexión final: «El tabaco es malo para casi todo, mucha gente muere por fumar, pero nadie se ha muerto por dejar de hacerlo».