Esta información ha sido elaborada por: M. TORAÑO (Llanes), G. BENGOA (Llanera), R. GARCÍA (Gijón), E. PELÁEZ (Langreo), R. GARCÍA (Gijón), F. VALLINA (Avilés)

En el céntrico Café Pinín, en Llanes, como en la mayoría de los bares y cafeterías de Asturias, siempre se fumó, hasta que hace cuatro días el Gobierno decidió prohibirlo. Sin embargo, aunque «echar el pito» en el Pinín era una costumbre antigua, la prohibición no ha traído problemas en el negocio. Explica su propietario, Fernando Armas Gago, más conocido como «Nano», también fumador, que todo transcurre con normalidad, aunque ahora ya no hay ni humo ni ceniceros y la gente fuma menos. «Hoy, por ejemplo, no salí en toda la mañana», aseguraba Nano ayer, pasadas las 14.00 horas. Para él está claro que «la gente no va a dejar de ir a los bares porque son sitios de reunión y distracción». El hostelero confía en que no perderán clientela porque la gente «se mosquea al principio, después nadie se va a meter en casa a tomar el blanco del mediodía».

Alfredo Rodríguez, propietario de una céntrica cafetería de Avilés, lo tiene muy claro: ha ganado en clientela y en salud. «Lo cierto es que estoy sorprendido, desde que entró en vigor la ley tengo más gente, los clientes de siempre salen a fumar a la terraza y dentro está viniendo gente que hasta ahora no entraba. Además, yo soy fumador y estoy fumando la mitad», explicó Rodríguez. Eso sí, para afrontar los cambios hay que estar bien preparado. «Yo he invertido bastante dinero en acondicionar la terraza con toldos y estufas», señaló Alfredo Rodríguez.

Los hosteleros de Llanera también asumen con normalidad la denominada «ley Pajín». «Lo tienen muy asimilado y respetan la ley perfectamente», aseguró ayer Elena Blanco, presidenta de la Junta Local de Hostelería de Llanera, tras reunirse con varios hosteleros del concejo. Blanco afirmó que en Llanera no se produjo ningún enfrentamiento por cuestiones de humos. «La gente sale a fumar fuera y ya está», destacó Blanco.

En el barrio gijonés de El Carmen, Montse Abascal es una de las hosteleras que, vista la situación, ha optado por instalar una terraza para permitir que sus clientes puedan fumar mientras disfrutan de una consumición. En la misma puerta de su bar la cosa cambia. Allí un cartel deja claro, sin lugar a dudas, que está «prohibido fumar». El discurso de Abascal no es de los más alarmistas que se pueden escuchar estos días entre los empresarios del sector, pese a la previsión de bajada de ingresos de la que se habla en algunos foros de hostelería. Unos foros que cifran las posibles pérdidas entre un 10 y un 20%. «Todos nos iremos adaptando poco a poco a esta normativa; si es una ley hay que cumplirla, no hay más», señala esta hostelera gijonesa. Para Montse Abascal, «sólo es cuestión de tiempo» que clientes y empresarios se adapten a la situación y dejen de mirar hacia otros tiempos. «Los efectos secundarios para los negocios los notaremos a la larga, si es que los notamos alguna vez», concluye.

«Cuando pasen dos meses ya estamos todos habituados y se nos olvidará que el 2 de enero se empezó a aplicar esta ley», comentó Hugo Prado, propietario del hotel restaurante La Casona de Rioseco (Sobrescobio), apoyado en la barra y bromeando con uno de sus clientes sobre el dinero que está ahorrando en tabaco al no poder fumar en su establecimiento. En los cuatro días transcurridos desde la entrada en vigor de la ley antitabaco, el hostelero coyán no ha apreciado descenso del número de clientes.

Sí constata un mayor trajín, entrando al local y saliendo, para volver a entrar y terminar la consumición, de los fumadores. Entre café y café se oyen las quejas de fumadores, «centradas en la actuación del Gobierno», pero también la satisfacción de los partidarios de los espacios sin humos. Para el hostelero langreano Javier Fernández, la prohibición de fumar en los establecimientos del sector tampoco ha generado problemas porque «no se ha aplicado todavía durante los fines de semana». En muchas ocasiones, «la copa está ligada al pitillo y somos nosotros los que tenemos que explicar a los clientes que no pueden fumar», apuntó el presidente de la Junta Local de Hostelería y vicepresidente cuarto de la Cámara de Comercio de Gijón, Langreo y Carreño.