Oviedo, Eduardo GARCÍA

Una investigación generada en el seno de la Universidad de Oviedo y promovida por el grupo de Espectrometría Analítica, en la Facultad de Química, será mañana portada de la revista «Analyst», una de las cinco de mayor impacto mundial en el sector. «Analyst», publicación de la Royal Society of Chemistry, en Cambridge (Reino Unido) se hace eco de la fabricación de un prototipo de espectrómetro de masas que es capaz de analizar no sólo los componentes químicos que existen en una determinada sustancia, sino también la especiación, es decir, su análisis molecular. Dos operaciones en un mismo pinchazo, por explicarlo en términos del propio equipo.

Un prototipo único en el mundo, que ya llamó la atención de la «Analytical Chemistry», publicación de la Sociedad Americana de Química, la revista de mayor impacto en el mundo de la química analítica. La fabricación de este espectrómetro de masas, que es un revolucionario dos en uno y que ya ha sido validado con resultados muy positivos en las primeras pruebas en Asturias en materia de análisis de aguas, es consecuencia de la tesis doctoral leída en el pasado mes de octubre por una gijonesa de 32 años, Auristela Solà-Vázquez, un trabajo dirigido por Alfredo Sanz-Medel y José Manuel Costa, con la colaboración de Rosario Pereiro.

El trabajo se centraba en desarrollar un instrumento capaz de detectar sustancias contaminantes en el agua, aunque estén en cantidades muy pequeñas, y, además, saber en la misma operación la especie química, en qué forma se encuentra, su estructura y peso molecular: «Buscamos determinar no sólo cuánto hay, sino cómo está» cada una de las sustancias encontradas, explica el catedrático Alfredo Sanz-Medel. Se trata de un trabajo pionero en química analítica en España que en principio puede tener enormes posibilidades de mercado como nueva instrumentación para el análisis, por ejemplo, de contaminantes medioambientales.

Tras el éxito de las primeras pruebas, desarrolladas con análisis de aguas en Asturias, Cantabria, Aragón y Cataluña, incluidos los ríos Ebro y Llobregat, el prototipo de espectrómetro entra ahora en una nueva fase. Primero, de mejora operativa en campos concretos como el de la electrónica del aparato. Después, en negociaciones con alguna de las multinacionales de instrumentación científica, apenas cuatro en el mundo. El prototipo tiene un evidente futuro comercial, aseguran en la Facultad de Químicas de la Universidad de Oviedo.

«Una cosa que sencillamente no existía la hemos hecho aquí y hemos comprobado que funciona. Hemos demostrado que puede ser de enorme importancia y ahora hay que ver si se puede explotar», dice Sanz-Medel. España ha importado espectrómetros de masa desde siempre, fundamentalmente en los mercados de los Estados Unidos, Reino Unido y Alemania, «pero también desde Asturias sabemos hacer desarrollos».

Un espectrómetro de masas pequeño puede andar por los cien mil euros, y los hay de todo tamaño y potencia y precios de hasta cerca del millón de euros. Se trata de un aparato de uso muy común en los laboratorios. El prototipo fabricado en la Facultad de Química tiene un valor añadido: la primera muestra que se utiliza en un aparato de análisis elemental se destruye; en el nuevo modelo, una sola muestra sirve para el análisis elemental y el análisis molecular.

En materia de contaminación, el elemento químico no es tan importante en sí cómo la composición en la que se encuentre. El arsénico inorgánico es altamente tóxico, pero el arsénico que se encuentra en las cabezas de las gambas, en reacción con otros elementos, es inocuo. Auri Solà-Vázquez explica, a modo de ejemplo, la famosa contaminación de mercurio en la bahía japonesa de Minamata: «La cantidad total de mercurio encontrada no explicaba los graves síntomas producidos. ¿Qué pasó? Pues que los microorganismos acuáticos convirtieron ese mercurio en especies orgánicas altamente tóxicas para los seres vivos». Aquella contaminación dio lugar a la hoy conocida como «enfermedad de Minamata».

El nuevo modelo de espectrómetro evitaría, en caso de poder comercializarse, gasto y tiempo. También espacio, que no es una cuestión menor. El prototipo es hoy un aparato de dimensiones más bien grandes, fabricado con partes de otros aparatos, poniendo imaginación y sentido práctico, que es lo que parece no faltar a este equipo de Espectrometría Analítica cuyo responsable, Alfredo Sanz-Medel, recogerá dentro de dos semanas, en Zaragoza, el 2011 European Award for Plasma Spectrochemistry en la Conferencia Internacional sobre este tema que se celebra un año en sede europea y otro en sede norteamericana. El trabajo que ha dado lugar a la fabricación del prototipo recibió el pasado año el premio al mejor póster en esta reunión científica, en los Estados Unidos.