Oviedo, Pablo ÁLVAREZ

En pleno debate sobre la edad de jubilación, el viejo Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), el emplazado en el barrio del Cristo, se apresta a cesar en su actividad muy poco después de cumplir 50 años. El Hospital General de Asturias celebra sus bodas de oro el próximo 1 de marzo. Y lo mismo hará en el otoño la Residencia Sanitaria de Nuestra Señora de Covadonga, cuya puesta de largo tuvo lugar el 29 de noviembre del mismo año.

La efeméride llega cuando el relevo de estos edificios, el recinto que se está construyendo en los terrenos de La Cadellada, se halla en avanzado estado de ejecución y con la perspectiva de entrar en servicio a lo largo de 2012. Aún no está determinado qué se hará con el apetitoso espacio -urbanísticamente hablando- de 127.000 metros cuadrados que quedará libre.

Por curioso que pueda parecer, resulta que los dos principales hospitales de Asturias fueron construidos al mismo tiempo, abiertos en el mismo año (1961)... y sólo a unas decenas de metros de distancia entre ambos. Eso sí, las entidades promotoras de ambos eran distintas. El Hospital General fue impulsado por la Diputación Provincial de Oviedo, bajo el impulso de su carismático presidente, José López-Muñiz; la Residencia, por el Instituto Nacional de Previsión.

Los restantes edificios de la ciudad sanitaria ovetense son más recientes. En total, el complejo sanitario consta de diecisiete estructuras funcionales: un auténtico laberinto que suma más de 120 puertas de acceso desde el exterior, lo cual lo convierte en un recinto difícilmente controlable y gobernable. El actual HUCA totaliza 1.324 camas instaladas, de las cuales están en funcionamiento alrededor de 1.200. La plantilla rebasa los 5.000 trabajadores.

De vuelta a los orígenes, no es casual que un centro sanitario se denominase hospital y el otro residencia. «En aquellos tiempos, la noción hospital tenía una connotación peyorativa, asociada a la indigencia. Por esa razón, dos centros tan próximos y con los mismos fines tenían nombres diferentes: Hospital General y Residencia Sanitaria», explica José García, ex consejero de Sanidad del Principado, quien prevé publicar en marzo un libro acerca del influjo del Hospital General de Asturias en el conjunto de la sanidad española.

Un influjo que fue muy intenso. «Prácticamente el hospital fue pionero en todos los aspectos organizativos: selección de personal, régimen de dedicación, reglamentación, dedicación al paciente...», subraya Carlos Soler Durall, primer gerente del Hospital General, quien dedicó siete años de su destacada trayectoria profesional (1959-1966) a impulsar un proyecto que, según destaca, «ha sido la experiencia más gratificante de mi vida, por la obra y por haber estado a las órdenes de López-Muñiz, quien pronto dejó de ser mi jefe para convertirse en el amigo más entrañable». El cirujano Celestino Melchor rememora: «Llegué al Hospital General en febrero de 1961, en la primera oposición que hubo, que fue de médicos de guardia. No había nada. Estaba el edificio. El primer paciente llega en septiembre de 1961. Yo soy el número tres de la plantilla. Antes estaban Francisco Arroyo, en medicina, y José Cardeñosa, en cirugía».