Oviedo / Londres, J. N.

Un kilo no es lo que era. Un grupo de científicos británicos está reunido en Londres siguiendo la convocatoria de la Royal Society, prestigiosa organización académica que hunde sus raíces en lo mejor de la ciencia europea, para tratar de redefinir las unidades de medida universales, entre ellas las relativas al peso. Si alcanzan por fin un acuerdo, se hará historia: el próximo kilo podría pesar 50 microgramos menos que el que tenemos ahora como modelo.

El planteamiento indica que las unidades universales deben permanecer inalteradas en el tiempo y ser accesibles de forma general. Sin embargo, el kilogramo es la única de las siete unidades comprendidas en el sistema internacional -conocido como SI por sus siglas- que se define en función de un objeto: el prototipo internacional de platino iridio fabricado en Londres y conservado en Francia en la Oficina Internacional de Pesos y Medidas.

El problema, como han alertado ya hace cierto tiempo algunos científicos, es que ese objeto ha cambiado de masa y peso desde 1898. Por razones que todavía se desconocen, en la actualidad pesa 50 microgramos menos, lo equivalente a un grano de arena de 0,4 milímetros de diámetro.

La diferencia es minúscula para lo propio de la vida cotidiana, pero entra en contradicción con un principio cada vez más importante y es que en la era de las medidas precisas y de las escalas nanométricas las unidades del Sistema Internacional de Referencia han de ser lo más exactas posible.

En efecto, en ese punto es donde comienzan las dificultades que provocan la discusión científica. Por eso se quiere alcanzar un acuerdo acerca de cómo establecer un valor fijo para una constante fundamental.

Existen diversas posibilidades. Los científicos reunidos en la Royal Society de Londres apuestan por una opción radical: la constante de Planck, una constante física -que recibe su nombre de Max Planck, su descubridor- y que desempeña un papel fundamental en la mecánica cuántica y en general en toda la física fundamental.

Existe desde hace tiempo una corriente doctrinaria que apunta a que en un futuro cercano el kilogramo deba ser redefinido basándose en un valor fijo que partiría de la constante de Planck. Las diversas investigaciones en marcha han establecido una conexión entre la masa y la constante de Planck comparando diversas medidas de potencia mecánica y eléctrica.

El planeamiento dominante indica que cuando exista una conclusión unánime acerca de este debate se pueda poner en marcha una nueva definición de la unidad de peso. Quizá no sea inmediata pero, de llevarse a cabo, supondría que nuestro actual kilogramo bajase 50 microgramos de peso.

«Se ha logrado un consenso internacional que apunta a que en un futuro cercano el kilogramo debe de ser redefinido según un valor fijo que parte de la constante de Planck. Nuestros experimentos están progresando; sin embargo, es demasiado pronto para poner en marcha una nueva definición de kilogramo», explica Michael Stock, físico de la Oficina Internacional de Pesas y Medidas. «Los expertos en metrología de masas recomiendan que mientras no haya consenso entre los experimentos realizados en laboratorios de todo el mundo no se dé este paso», ha añadido el investigador.

El SI es el sistema más utilizado en todo el mundo para la medida de unidades en actividades de negocio y también en la ciencia. Está compuesto por siete unidades básicas: metro, kilogramo, segundo, amperio, kelvin, mol y candela, de la que se derivan las demás unidades.

El impacto del cambio en el peso podría afectar a muchas otras unidades de medida, como el newton, que se define como la fuerza necesaria para producir una aceleración de un metro por segundo al cuadrado a un kilogramo de masa.

La redefinición del kilogramo sigue los pasos a la del metro, que en una época se medía como una fracción del arco del meridiano de París y ahora se define a través de frecuencias electromagnéticas.