Firman este artículo, por orden alfabético de apellidos establecido aleatoriamente: Domingo Ojer Txakiridu; Pilar Pallares Hernández; M.ª Jesús Paredes Rodríguez; Javier Pastor Rouco; Ramón Penedo Suárez; Fernanda Plaza Verdesoto; Agustín Sánchez Hernández; Purificación Turiel Lobo; Carmen Varela Suárez; Carmen Antuña Álvarez; Joaquín Aracil Villar; José Ángel Arbesú Prieto; M.ª Luz Asensio Carrasco; M.ª Jesús Barreda González; Joaquín Bernardo Vega; Javier Braña Coto; Balbina Candás Collado; Luis Díaz González; Luisa Gemma Fernández Iglesias; Dulce Fernández Prieto; Alfonso García Viejo; Luis Felipe González García; Felicidad Hortal Gutiérrez; Vicente López Fernández; e Isaías Losa Carcedo.

«Nueve años después de la transferencia a nuestra comunidad autónoma de las competencias sanitarias, en medio de una crisis económica generalizada y tras una legislatura conflictiva, la sanidad y la atención primaria, en particular, atraviesan un momento de grandes dificultades, compartidas con el resto de comunidades autónomas y países de nuestro entorno. En las actuales circunstancias, parece que ha llegado el momento de revisar nuestro modelo sanitario y de tomar decisiones importantes para su futuro. Según algunas opiniones de expertos será inevitable un recorte de prestaciones que supondría una perdida de calidad, sin embargo, desde del ámbito de la atención primaria creemos que la situación puede convertirse en una oportunidad para mejorar la eficiencia de nuestro sistema de salud.

»Pretender que las soluciones a estos problemas recaigan sólo en los trabajadores sanitarios es un grave error. Las soluciones pasan en gran parte por decisiones políticas que se deberían tomar sin demora, aunque puedan ser difíciles, impopulares o poco rentables desde el punto de vista electoral, pero que si son explicadas con claridad serán entendidas por todas las personas. Las soluciones propuestas tendrían que preservar dos condiciones. La primera, que nuestro sistema sanitario sea viable y sostenible. Y la segunda, que no se rompan las esencias de todo sistema de salud público: equidad, universalidad y accesibilidad.

»Los ciudadanos son conscientes de la situación económica que atravesamos y nuestros políticos (gobiernen o estén en la oposición) deberían transmitir a los usuarios la necesidad de una utilización racional de las prestaciones sanitarias, ya que aunque la salud en el saber popular "no tiene precio", sí tiene un coste elevado y el consumo excesivo de recursos sanitarios no siempre va seguido de mejores niveles de salud.

»Recientemente se ha comprobado que más del setenta por ciento de los pacientes que acuden a los servicios de urgencia en atención primaria lo hacen por motivos banales que podrían esperar a la consulta ordinaria. Lo mismo ocurre en las urgencias hospitalarias. La figura del médico ha sufrido un profundo deterioro como autoridad sanitaria en el ejercicio de su profesión y sus opiniones acerca de cuestiones sanitarias no son tenidas en cuenta por la administración sanitaria. Lo que queremos evitar es una quiebra a medio plazo de los sistemas públicos de protección, tal como los conocemos.

»Uno de los capítulos en que puede haber margen de mejora es en el consumo farmacéutico. El ahorro conseguido hasta ahora se debe a bajadas por decreto del precio de los medicamentos, y el margen en la misma dirección es muy pequeño. Por eso es necesaria una toma de posición por parte de nuestros políticos. No basta, con referirse: "a la responsabilidad del profesional", o pedir a los profesionales sanitarios que consigan el milagro: "de hacer lo mismo con menos recursos". Hay otras medidas para la racionalización del gasto farmacéutico que han sido tomadas en otras comunidades autónomas españolas y que nuestros futuros gobernantes deberían valorar.

»En España y en Asturias los usuarios de la sanidad acuden al medico el doble de veces al año que en los países de nuestro entorno y la factura de la atención farmacéutica es mayor que en el resto de Europa, sin embargo los niveles de salud alcanzados son parecidos. Esto supone que estamos ante una sobreutilización de recursos de nuestro sistema sanitario, motivo que debería hacer reflexionar a nuestros futuros gobernantes y llevarlos a tomar medidas similares a otros países de la Comunidad Europea para la contención del gasto sanitario. Evidentemente son decisiones políticas y si algún partido no está de acuerdo con alguna de estas posibles soluciones, o no las considera oportunas, es ahora, antes de las próximas elecciones, el momento para decirlo a los electores y proponer alternativas.

»Se cuestiona cada día más el papel desempeñado por el estado de las autonomías, en la crisis actual. Tampoco las transferencias en sanidad han sido el éxito esperado. Hay desigualdades entre las distintas comunidades autónomas en las estructuras, en los procesos y en los resultados de salud, en la cartera de servicios ofertados, en el accesibilidad de los ciudadanos a los servicios sanitarios y por otra parte los trabajadores sanitarios son tratados distintamente según la comunidad autónoma a la que pertenezcan. Un informe reciente del consejo económico y social (CES) aconseja dos actuaciones al Ministerio de Sanidad: la revisión en profundidad del papel del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud y la reactivación de la alta inspección sanitaria. ¿Qué opinan nuestros partidos políticos?

»Hay que elegir entre lo deseable y lo posible. A la hora de poner nombre a las soluciones llegan los problemas. Desde un lado se rechazan medidas como el copago porque supondría hacer tributar dos veces por el mismo servicio a algunas personas, un aumento de impuestos; por el otro, afectaría a la equidad y dificultaría el acceso a la salud de sectores de la población. Lo que parecen olvidar nuestros responsables cuando se oponen a transmitir malas noticias a sus electores (da la sensación de que ésa es la verdadera naturaleza de su posición) es que no habrá mayor falta de equidad que la quiebra del sistema, ni mayor aumento en el gasto personal que cuando cada uno o su empresa tengan que financiar la propia asistencia, como ocurre ya en algunos países.

»En las mentes de todos está cómo el no ver a tiempo la gravedad e intensidad de un problema (la crisis económica) ha colaborado a incrementar su magnitud actual. No quisiéramos que algo similar ocurriera con nuestra sanidad pública. Nuevamente como profesionales de la atención primaria de Asturias reiteramos nuestra oferta de colaboración y nuestra implicación en las medidas que se decidan tomar para hacerla sostenible».