Bermiego (Quirós),

M. S. MARQUÉS

Acontecimientos como los sucedidos hace algún tiempo en San Andrés de los Tacones, donde la pala excavadora se llevó por delante al menos ocho hórreos protegidos, sirven para ilustrar el escaso reconocimiento que merecen bienes tan enraizados en la historia y la cultura de Asturias como estas viejas construcciones etnográficas.

En los últimos años han sido muchas las bajas sufridas con la consiguiente complicidad de quienes no están dispuestos a mover un dedo para evitarlo ni son capaces de poner en marcha campañas de concienciación que subrayen la necesidad de proteger un patrimonio que nos identifica.

Un ejemplo claro del estado de la cuestión se puede observar haciendo un pequeño recorrido por el concejo de Quirós. La zona conserva aún un buen número de hórreos, ese contenedor típico de la región que lleva alrededor de 500 años dando servicio al campesino asturiano y cada vez más alejado de la función para la que fue diseñado.

Quirós, con apenas un millar de habitantes de hecho, es además uno de los pocos concejos que tiene documentado y censado uno de los conjuntos etnográficos más destacados de Asturias. Las cifras hablan de 326 hórreos y 37 paneras, un número de construcciones que supone más de un tercio de la población actual, lo que da idea de la importancia que la casería asturiana, y con ella el hórreo, tuvo en la vida rural durante los últimos siglos.

Dentro del conjunto que ha logrado mantenerse en pie en el territorio comprendido entre las localidades de Lindes y Aciera destacan por su hermosa decoración con motivos geométricos y figuras humanas una decena de ejemplares cuya observación permite apreciar una situación de absoluta fragilidad. Los hórreos decorados de Villar de Salceo, Casares, Bermiego, Aciera, Cuañana, Cienfuegos y Rodiles son ejemplares dignos de figurar en un catálogo de bienes a proteger por encima de todo. En la actualidad, muchos de ellos se mantienen en pie con refuerzos imposibles o apoyos de urgencia, pero no se sabe cuánto tiempo serán capaces a soportar el olvido.

La falta o merma de funciones, el abandono en algunos casos, la nieve y el agua en otros, están consiguiendo que más de cuatrocientos años de historia se conviertan en poco más que un recuerdo conservado en los libros.

No es porque los hórreos decorados de Quirós no tengan motivos más que suficientes para ser protegidos, que los tienen y muchos, pero les falta que esas ayudas que las administraciones siempre prometen lleguen de una vez por todas y que sirvan además para que los propietarios comprendan la necesidad de conservar un bien que dice mucho de los que le rodean. Un paseo por las localidades de Villar de Salceo, Casares y Bermiego deja al descubierto lo poco que los vecinos creen en las subvenciones del Principado para el arreglo de sus hórreos. Aseguran que no pueden hacer frente a lo que costaría reparar los desperfectos o las deficiencias que presentan los ejemplares de su propiedad y que las ayudas que podrían recibir llegar tarde y son escasas. Ante tal panorama prefieren mirar para otro lado y resolver con apaños poco convenientes los daños que el tiempo va abriendo en las robustas maderas.

El hórreo decorado de Villar de Salceo es uno de los mejor conservados del grupo caracterizado por dibujos de estilo Villaviciosa -desarrollado desde finales del siglo XV y a lo largo de todo el XVI-. Ha corrido mejor suerte que el de San Pedro, que a pesar de contar con una talla de mucho interés, acabó viniéndose abajo sin que nada ni nadie lo evitara. El de Villar, situado en el centro del pueblo, tiene en venta una de las cuatro partes en las que está dividido. Su aspecto parece firme y la cubierta ha sido renovada recientemente. Aunque muy diluida, presenta una decoración de gran calidad en el liño con semicírculos dobles, superpuestos y enfrentados; hiladas de casetones con flores de cuatro pétalos.

La colondra presenta un trisquel compuesto y las esquinas decoradas. También, apenas apreciables, cuenta con un zoomorfo y un antropomorfo femenino. En este hórreo hay que lamentar la intervención de una de las propietarias que viendo que la pintura blanca de la decoración se iba perdiendo decidió realzarla con una mano de pintura al aceite del tipo de la que se utiliza para pintar las ventanas o las puertas en algunas casas.

En Casares, la situación es más lamentable. El magnífico ejemplar que allí se conserva con amplia decoración empieza a necesitar de una mano protectora. De sus tres propietarios solo uno vive en el pueblo. Esta ausencia agrava las cosas, porque el hórreo tiene goteras que empiezan a dañar su estructura y cuenta con otras remediables lesiones que afectan a uno de los pegollos, que necesita recambio urgente. El deterioro causado por la salazón de los alimentos también salta a la vista en las maderas del piso. El único propietario que vive en el pueblo no ve posibilidad de acometer las obras ni cree en las ayudas que pueda recibir de la Administración. Afirma que los hórreos no interesan a los gobernantes y que si se acuerdan de ellos es para sacar más dinero. Se refiere así a la reciente normativa del Ayuntamiento de Quirós que les obliga a pagar impuestos por estas construcciones.

Al margen de sus heridas, el hórreo de Casares es un ejemplar espléndido con liños recorridos por casetones cuadrados rellenos de flores de cuatro pétalos y caras y colondras con una cenefa más ancha rematada en los extremos superior e inferior con sendas hileras de picos. Como es característica de los hórreos de la zona cuenta con rosetones y un trisquel en el centro.

En Bermiego, el conjunto de hórreos es impresionante. En el medio de un cogollo formado por más de media docena de ejemplares se encuentran dos de gran interés por su decoración. Como en los casos anteriores presentan liños y colondras decoradas con picos y arcos dobles los primeros y «ángulos» blancos y negros y motivos circulares, los segundos. Uno de estos ejemplares tiene una inscripción epigráfica en la que figura la fecha de 1580. Esa antigüedad no le salva ni le protege de nada. Si fuera así, se hubiera evitado la enorme viga de hormigón que sustituye las equinas de las trabes (viga sobre la que se asienta la colondra) o el quinto pegollo que evita que acabe en el suelo. Mejor aspecto presenta el segundo, en el que el tejado fue renovado hace más de una década, pero aún así sería obligado frenar el inicio de decadencia palpable en la ausencia de una de las esquinas del trabe.

Un repertorio de daños similar podría hacerse del resto de los ejemplares que forman la decena de piezas con decoración diseminadas en el concejo de Quirós, bienes declarados de interés cultural pero sin la atención suficiente para frenar su desgaste. Las ayudas no llegan o son escasas y están lejos de una población que necesita concienciarse del valor de una construcción a la que en muchos casos consideran únicamente una más de las piezas de la casería.

La decoración

Tipología

Composiciones especialmente armoniosas, estilizadas y elegantes, que suelen responder al mismo patrón en toda la zona.

Los dibujos

Se plantean previamente en la madera mediante líneas guía incisas. Los círculos, semicírculos y curvas están realizados a compás.

Colores

Predomina el color blanco como tono base de las estructuras. Para los acabados también se utilizan el negro y el rojo. La paleta cromática es similar a la de los templos.