Oviedo, Eduardo GARCÍA

El Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) tenía previsto iniciar a primeras horas de la madrugada de hoy el trasplante de hígado número 300 en la región a cargo del equipo del cirujano Ignacio González-Pinto. Fue en abril de 2002, hace casi nueve años, cuando se inició en el Principado este programa de trasplantes que venía a sumarse a los de riñón y corazón. El de anoche, con una mujer como receptora, iba a ser el tercero que se realizara en este año en el HUCA y estaba pendiente de unas pruebas de biopsia para comprobar la idoneidad del órgano donante. En 2010 hubo 28 trasplantes de hígado, en la inmensa mayoría de los casos a pacientes sin alternativa al nuevo órgano y con una esperanza de vida antes de la intervención quirúrgica de menos de dos años.

Ignacio González-Pinto lleva participando en operaciones de trasplante hepático desde 1986, cuando formaba parte de la plantilla médica del hospital Doce de Octubre, en Madrid. El primer trasplante de hígado en España se había realizado en Barcelona dos años antes. González-Pinto recuerda que «eran intervenciones muy agresivas, que causaban muchos problemas». Pero lo cierto es que el programa de trasplante hepático se consolidó a nivel nacional y se extendió a otras comunidades, entre ellas Asturias.

El primer paciente trasplantado en la comunidad fue una mujer. «Estaba en una situación muy complicada, pero el trasplante salió muy bien y a los doce días ya estaba en su casa. Y sigue en buen estado».

Alrededor del 90% de los pacientes superan la operación quirúrgica. Y la mayoría logra hacer una vida posterior normal. En el trasplante hepático los riesgos de rechazo inmunológico no son grandes, pero es preciso tener cuidado con las infecciones o con las complicaciones cardiacas. La intervención quirúrgica tiene una duración muy variable, desde las cinco a las doce horas, con una media de siete. En Asturias se han llegado a efectuar 42 trasplantes hepáticos en un solo año, todos ellos en el HUCA.

Una operación de estas características moviliza a un número importante de profesionales. Cuatro de ellos participaron en la extracción del órgano del donante. El trasplante contó anoche con dos cirujanos, dos anestesistas, cuatro enfermeros, un auxiliar y un celador como personal fijo de quirófano, además de los profesionales de coordinación en el hospital.

Fuentes de la dirección del Hospital Central quisieron subrayar ayer el trabajo realizado durante los últimos 25 años por el coordinador autonómico de trasplantes, Jesús Otero, quien actualmente se recupera de un implante de pulmón al que fue sometido en Santander a finales de enero.