Oviedo,

Israel López Estelche, músico cántabro de 27 años, afincado en Oviedo, ha ganado el premio de composición de la OSPA -convocado para celebrar las dos décadas de vida de la orquesta- fallado ayer en la capital asturiana. La obra se titula «De la eternidad concéntrica». López Estelche es profesor de Música en el Colegio de los Dominicos de Oviedo.

-Preséntese.

-Nací en Cantabria, en Santoña, donde las anchoas. Vine a Oviedo a estudiar Magisterio, Musicología y, por libre, composición. Me licencié en 2008 y estoy haciendo la tesina sobre el compositor Luis de Pablo, sobre su obra coral concretamente.

-¿Composición por libre?

-Sí, con libros y realizando consultas. Ahora, con David del Puerto, en Madrid. Es un compositor de la generación de los años sesenta.

-¿Cuándo empezó a trabajar en la obra ahora premiada?

-Hace un año aproximadamente.

-¿Para qué tipo de orquesta?

-Con maderas a dos, quiero decir, una orquesta grande pero no una gran orquesta, de unos 70 músicos.

-¿Duración?

-Aproximadamente quince minutos en un solo movimiento.

-¿Música tonal?

-Es difícil responder, uso modalismos, no es música tonal pero utilizo centros tonales, puntos de referencia sobre los que se mueve toda la música.

-¿Cómo es?

-Mi música es directa, neomelódica y armónica, lejos de la serie, propia de las vanguardias del siglo XX, tan especulativas. Muy lejos, por ejemplo de Ferneyhough, compositor extremadamente complejo, representante de la llamada nueva complejidad, que se conforma con que se toque el 70 por ciento de lo escrito.

-¿Entonces?

-Mi obra es muy instrumental; se apoya en la realidad de los instrumentos y trata de facilitarle la vida a los intérpretes. Es un neomelodismo. Le doy importancia a la armonía aunque no se trata de una composición tonal. Los musicólogos le suelen atribuir a Luis de Pablo la paternidad, en España, del neomelodismo en referencia a lo que llaman su etapa rosa de los años ochenta, aunque no le gusta mucho el término.

-No ha hablado del ritmo.

-El ritmo me importa mucho. La primera parte, la primera sección de «De la eternidad concéntrica», se basa en la superposición de tempos, una politemporalidad que viene de Ligeti y aún de más allá.

-¿Minimalismo?

-Hay muchos minimalismos. El repetitivo o americano, que es el que mejor conocemos, se basa en estructuras cerradas que evolucionan; mi composición se parece pero no evoluciona sino que se superpone. El nombre «De la eternidad concéntrica» viene de ahí.

-¿Qué otras composiciones?

-He compuesto mucha música vocal y coral. En la Navidad de 2009 estrené con el Coro Universitario «Intemerata Dei Mater» para coro, orquesta de cuerda, oboe y trompeta. El año pasado, una obra para guitarra que se estrenó en Santander y un trío para clarinete bajo, violín y flauta de carácter experimental, compuesto según los módulos aleatorios de etapas anteriores. Con el Coro Universitario estrené también varias sonatas para coro mixto. Canté cinco años en el coro y tengo una magnífica relación con Joaquín Valdeón, su director. La OSPA estrenará esta obra ahora premiada en mayo y en Cuenca, en la iglesia de Alarcón, estrenaré una cantata para coro de ocho voces, tres instrumentos y electrónica. Dura 70 minutos. El pintor Jesús Mateo pintó entera, durante siete años, la iglesia y mi obra enlaza con lo que ha hecho. Aún no la he acabado, se estrenará el 18 de junio y la transmitirá Radio Clásica.

-¿Y el futuro?

-Soy profesor de Música en el Colegio de los Dominicos de Oviedo. Estoy muy a gusto. En el futuro espero sacar por oposición una plaza de profesor en el Conservatorio.

-¿Contento con el premio?

-Un doble honor. Llevo sólo ocho años en Asturias y me dan este premio tan importante y además en relación a la OSPA que es una gran orquesta. Y encima la dotación del premio es muy importante. Sabía que hoy se fallaba el concurso y las clases se me hicieron muy largas. Voy a ir a cenar con unos amigos para festejarlo. Estoy como unas castañuelas y mi novia aún más contenta.