Madrid, Diana DÍAZ

La recuperación de la figura y obra del compositor Ramón Garay (Avilés, 1761-Jaén, 1863) forma parte de las últimas investigaciones sobre el patrimonio musical español, a partir de los estudios que lleva a cabo Pedro Jiménez Cavallé, catedrático de Música de la Universidad de Jaén. La grabación de la obra sinfónica del compositor, que ayer se presentó en la sede madrileña de la Fundación BBVA, supone un paso definitivo en este proyecto, que se remonta al año 1996, cuando fueron publicadas parte de las sinfonías del compositor avilesino.

Ahora, una vez completada la edición de todas las partituras, publicadas por el Instituto Complutense de Ciencias Musicales de Madrid (ICCMU), sale también a la luz el registro sonoro. «Imprescindible para que la música llegue, en algún soporte, al futuro», según José Miguel Martínez, uno de los responsables del sello Verso, que edita este disco triple. El director José Luis Temes, Premio Nacional de Música de 2008, llevó la batuta de la Orquesta de Córdoba en la grabación del corpus de diez sinfonías de Garay, que representa «el trabajo discográfico más importante de la orquesta hasta ahora», como afirmó Alfonso Osuna, gerente de la formación.

En opinión de Temes, al que se deben cientos de grabaciones de la obra de compositores españoles y latinoamericanos, Garay supondría el inicio de la sinfonía moderna en España, marcando pues un hito importante en este repertorio, con «permiso» de Juan Crisóstomo Arriaga, otro compositor español de comienzos del siglo XIX, bautizado como el «Mozart español». De este modo, Garay se sitúa entre el último Barroco y Rococó y el Clasicismo español. Un comienzo de etapa hacia el que se orientó la grabación. Así, Garay escribió sus seis primeras sinfonías en 1790 y 1791. Entre ellas destaca la número tres, ya que, como ha podido apreciar el violinista Ara Malikian, es un verdadero concierto para este instrumento.

En el año 1797 Garay retoma su actividad sinfónica, componiendo la siguiente obra, y en 1817 completa sus diez partituras, con el empleo de dos clarinetes en la orquesta, idea que toma de Mozart. Así, el legado sinfónico de Garay junto con la ópera «Compendio sucinto de la Revolución española» -que en 2008 pudo escucharse en Oviedo- son las excepciones dentro de una producción fundamentalmente religiosa.

El musicólogo Cavallé explicó la relación de Garay, que fue durante 36 años maestro de capilla de la catedral de Jaén, con el contexto europeo. Fue durante su estancia de dos años en el Madrid de Boccherini y Goya, donde fue alumno de José Lidón, maestro de la Real Capilla, quien dirigía la orquesta de la condesa de Benavente, que tenía contacto con Haydn para la composición y estreno de nuevas obras. Garay venía de Asturias, donde vivió hasta los 24 años y pasó su primer período de formación. A los 18 años Cavallé lo sitúa como cantor de la capilla de la catedral de Oviedo, de la que llegará a ser organista titular. De hecho, hay que mencionar que algunos de los primeros trabajos sobre la figura de Garay son debidos al canónigo Raúl Arias, que fue archivero de la catedral de Oviedo, y al cronista avilesino Justo Ureña.

Sólo queda que la obra de Garay, «más cantable, con más "chispa" que un Haydn», según Cavallé, se restablezca en las temporadas de las orquestas. Algo que no acaba de cuajar, a pesar del trabajo de décadas de los especialistas musicales. De las sinfonías de Garay todavía quedan por estrenarse en concierto algunas de ellas. Quizás éstas se escuchen por primera vez en el concierto extraordinario que la fundación patrocinadora organizará en el Auditorio Nacional la próxima temporada. Sin embargo, agrupaciones como la Orquesta Barroca de Sevilla, la de la Comunidad de Madrid, la Orquesta de Cámara de Israel, el «Concerto Brandemburg» de Berlín o «La grande chapelle» han interpretado ya su música.

¿Llegará Garay a las orquestas asturianas? El desinterés mostrado en el ámbito sinfónico asturiano por figuras como Garay o María Teresa Prieto -otra autora asturiana, cuya obra sinfónica ha sido registrada también por la Orquesta de Córdoba- fue uno de los temas «de pasillo», tras la presentación.