Oviedo, Javier NEIRA

El director de orquesta chileno Maximiano Valdés ha regresado a Oviedo para ponerse al frente de la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias (OSPA), de la que fue su titular hasta el año pasado. Dirigirá hoy, en Gijón -en el teatro Jovellanos, a las ocho- y mañana, en Oviedo -en el Auditorio, a la misma hora- el concierto extraordinario de Semana Santa, patrocinado por LA NUEVA ESPAÑA. Con la OSPA intervendrán también el Coro de la Fundación Príncipe de Asturias, la soprano María Espada y el barítono Klaus Häger. Todo para interpretar «Un réquiem alemán», de Brahms.

-De nuevo en Asturias.

-Tengo la sensación de que no me he ido. Estuve aquí aún en noviembre. No ha pasado apenas tiempo. Por cierto, que esta obra ya la hice con la OSPA en gira por España. Es una música extraordinaria. La OSPA toca muy bien, es un placer dirigirla. Y el coro la tiene completamente dominada. Ésta es una de las obras más difíciles para un coro. Requiere una potencia vocal muy fuerte, sobre todo para las sopranos, que tienen una tesitura muy difícil en el último número, muy alto, que exige un tipo de emisión vocal constante, permanente, y eso no es fácil de lograr. Han trabajado mucho, han estudiado mucho y, a juzgar por el ensayo de anoche, muy bien. María Espada es una gran soprano joven, eso es muy buena noticia, y Häger, el barítono, también. Están todas las cartas como para que hagamos un trabajo muy bueno.

-¿Brahmsiano?

-Toda mi vida he sido brahmsiano, lo he amado en todos los sentidos. El «Réquiem» lo hice varias veces en España y fuera. Era una tarea pendiente para el coro.

-Enlaza con la Semana Santa.

-Sí, estos conciertos los hacemos siempre unos días antes de la Semana Santa, así enlazamos.

-¿A gusto ahora en Puerto Rico?

-Y en América Latina, en general. Ha sido un gran cambio, no me daba cuenta de las dimensiones que iba a tener. La sociedad de Puerto Rico es muy musical. También dirijo allí el Festival Casals, fundado por el propio Casals hace sesenta años. Las orquestas tienen músicos portorriqueños formados en EE UU. El nivel es alto. Es una sociedad con un talento musical muy marcado, sobre todo en lo vocal. Mi regreso a América Latina ha sido muy gratificante. Consideraba que estaba musicalmente por debajo de Europa, y no es así. Las orquestas de São Paulo y Belo Horizonte me sorprendieron por su altísimo nivel. Brasil se presenta en el mundo como una potencia y los gobernadores de los distintos estados apuestan por grandes orquestas para darse a conocer. Hay inversión en cultura. Asimismo trabajo mucho con la Orquesta Filarmónica de Ciudad de México. El regreso a mis raíces ha sido muy gratificante. A Chile voy, claro, todos los años y trabajo con las dos orquestas de Santiago.

-No tienen crisis...

-En Chile se adivinó el problema y se ahorró muchísimo dinero. No tenemos el «boom» inmobiliario fatal de España. En Puerto Rico la orquesta la paga el Estado y hubo reducción de presupuestos. Los músicos lo entendieron y no perdí ningún solista por problemas de dinero. Este año ya hemos podido subir los honorarios.

-Por cierto, el pasado sábado Sokolov ofreció un concierto verdaderamente mágico en el auditorio Príncipe Felipe.

-Es un pianista superior. Un hombre que tomó la decisión de tocar cuando quiere y lo que quiere. Me han llegado comentarios de ese concierto. Vi aquí otros recitales memorables. Oviedo tiene la suerte de que pasen por aquí grandes artistas.

-¿Suerte?

-Se recogen los frutos de hace años, de invertir en música. Por eso tiene un orquesta de primerísimo nivel. El crecimiento ha sido vertical. Cuando vine aquí, nadie sabía qué ocurría en Oviedo. Ahora sí se sabe de la ópera y de otras cosas. Se apostó sin miedo y sin complejos y ahí están los resultados.

-Varios maestros destacados optan a dirigir establemente la OSPA, ¿es tan atractiva?

-En el mundo de los directores de orquesta se sabe de la OSPA. Y hay muchos más directores que antes y poco trabajo. Cuando una buena orquesta busca director, despierta un enorme interés.

-¿Se hace rico un director?

-No, pero tampoco hay muchas oportunidades, muchas orquestas que busquen director.

-¿Qué le falta a la música que se hace en Asturias?

-Hay que competir, proyectarse y participar. Debe ser un gran actor nacional e internacional en los mil campos de la música. La rutina es gran enemiga de los músicos. Las metas que escapan de las rutinas son fundamentales. La OSPA es de lo mejor que hay en el Principado, por eso debe tocar en los principales centros del mundo. Fuimos a China, Sudamérica, Madrid, Barcelona... eso no se debe perder. Asturias ha producido gente muy buena que se ha ido porque no encontró aquí lo que quería.